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Como María Elegido y Consagrado

diciembre 10, 2022

Un día histórico no solo para vosotros Francisco y David, sino también para nuestra Iglesia Misionera de Puyo.

Hace más de seis años que no teníamos en nuestra Iglesia ordenaciones sacerdotales, el último fue el P. Mauricio, siendo el primer sacerdote diocesano nacido en Puyo, hoy el Señor en su divina misericordia nos concede este otro gran regalo de poder ordenar al segundo sacerdote diocesano nacido en Puyo, Francisco sin duda alguna una gran alegría para ti y tu familia, también tu papá que desde el cielo estará gozoso de verte llegar a la meta del sacerdocio, su sueño hoy se hace realidad.

Junto a ti tienes un compañero que ayer también fue ordenado sacerdote, David, venido de ese país hermano tan sufrido en estos tiempos como es Venezuela, también después de conocer nuestra Iglesia misionera ha querido ser sacerdote para esta Iglesia, convirtiéndose en un sacerdote misionero ad-gentes, allá dejo su patria y su seminario donde se formó, hoy también desde el cielo le acompaña su mamá, quien también se alegrará de que su hijo haya llegado a la meta del sacerdocio cuando le conoció como seminarista y junto con su papá y sus hermanos celebran este gozo compartido como Iglesia.

Gracias David y Francisco por vuestra perseverancia en el camino que Dios os marcó como vocación. Dios tiene sus planes a veces se nos hacen incomprensibles para acoplarnos a ellos y cumplir su voluntad. Gracias por vuestro Si, que hoy en la fiesta de la Inmaculada, como la Virgen María os sentís elegidos por Dios.

Esa elección que como nos dice S. Pablo hoy, Dios nos ha destinado en la persona de Cristo, por pura iniciativa suya, a ser sus hijos. Para el consagrado toda su vida es ponernos al servicio de él como María, somos elegidos para una misión muy especial como la Virgen María, nadie se puede arrogar esta vocación y esta misión para la que habéis sido llamados, para consagrar vuestra vida totalmente a Dios, lo cual exige un amor de una entrega total, de un corazón indiviso, un amor esponsal que exige una entrega en fidelidad hasta la muerte.

Con Dios en la oración, con los demás en la fraternidad, con el Obispo en la obediencia y con el pueblo en el servicio. No somos funcionarios sino servidores y para ello la humildad.

Por ello, el Papa nos recordaba, para evitar la tentación del carrerismo y el clericalismo, no somos los “amos de la hacienda”, recordar las palabras que exige hoy vivir la sinodalidad de la Iglesia, comunión participación y misión, escuchar al pueblo y hacer participar al pueblo como protagonistas de una iglesia misionera, Jesús nos dice “El hijo del hombre no ha venido para ser servido sino para servir y dar su vida por todos”. Mt. 20, 28.

Estamos celebrando una de las fiestas litúrgicas marianas de las másqueridas por María, la Inmaculada, a la que tienen por patrona muchas congregaciones. La Inmaculada que significa sin mancha. No hay mejor modelo después de Jesús que más se parezca a Él por sus virtudes que María, Virgen y Madre, necesitamos poner nuestros ojos en ella, en esta joven que Dios la eligió para ser nada menos que la madre de Dios sin dejar de ser Virgen.

La toda limpia y pura, la excepción en la raza humana, todos nacimos con el pecado original ella fue preservada de este pecado porque Dios escogió a su madre que ninguno de nosotros hemos podido hacer. En medio de un mundo caído y derrotado por el pecado, como vimos en el Génesis, ella es la nueva Eva, que nos da el nuevo sol, Jesús. Y con aquellas sus palabras: “He aquí la esclava del Señor, hágase en mi según tu palabra” Lc.1,26.

Una lección aprender y a practicar. Que ella les ayude a tener un corazón limpio y una humildad constante, pidámosla como madre amorosa que siempre os cuide y acompañe. Oh maría sin pecado concebida rogad por nosotros que recurrimos a ti.

Felicidades y bendiciones Francisco y David.