Día de la Amazonía 12 de febrero 2022
Aprendiendo de los pueblos originarios podemos contemplar la Amazonía y no solo analizarla para reconocer ese misterio que nos supera, podemos amarla y no solo utilizarla, para que el amor despierte un interés hondo y sincero. Es más, podemos sentirnos íntimamente unidos a ella y no solo defenderla, y entonces la Amazonia se volverá nuestra como una madre porque el mundo no se contempla desde fuera sino desde dentro, reconociendo los lazos con el Padre que nos ha unido a todos los seres”. nº55 QA
Al recordar en este 12 de febrero el día de la Amazonía, nos trae a la mente sentimientos de gratitud, este año 2022 se cumplen dos años que el Papa Francisco nos regaló esta joya de su Exhortación Querida Amazonía. El mismo día que nuestro Vicariato de Puyo inauguraba el centro de formación ambiental “Pachamama”
Escuchar la palabra Amazonia es sintonizar con la vida creadora de Dios en su estado natural, hablar de la Amazonia solo lo pueden hacer los que han vivido en ella, porque conocer la Amazonia no es solo mirarla desde fuera como un turista, mirarla desde fuera podrá causar admiración, pero se necesita vivirla desde dentro, vivir la Amazonia desde dentro produce amor a la vida que se desborda en donación gratuita y universal para el mundo ,un amor que no solo nos lleva a admirarla, o incluso nos puede llevar a defenderla. Decimos:” La Amazonía pulmón de la humanidad”, y no es solo una frase repetida, es una realidad, nuestro mundo depende del oxígeno que nos da la Amazonia.
Mirar la selva Amazónica desde dentro, es compartir la misma vida que ella, es respirar con ella, sentir con ella, es escucharla y dialogar con ella, la Amazonia desde dentro, es más, siempre más que lo que uno imagina, siempre aparece en ella la sorpresa y admiración.
El mundo en que vivimos nos quiere enseñar con una imagen virtual, y en este tiempo de pandemia la virtualidad nos ha alejado de la verdadera realidad, hacernos creer que aprendemos muchas cosas, pero nuestros ojos y nuestros oídos se saturan de visión y audición, pero no de vida natural ni de experiencia de vida que da la realidad natural.
La virtualidad no nos permite tocar la realidad y por tanto, lo esencial del cuerpo humano y la vida humana, no puede ser lo artificial o visual, no se puede sustituir el encuentro real de las personas con una imagen de pantalla, necesitamos sentir la mano que te estrecha el amigo, y sentir correr la sangre por tus venas, sentir el beso que te da tu madre o tu enamorada, el abrazo de aquel que te quiere y te ama, si bien los medios digitales puedan ser útiles para momentos en los que sea imposible lo presencial , será solo un instrumento como de biblioteca, que nunca podrá sustituir la propia persona de forma real, la experiencia del sentido del tacto, la caricia de la lluvia en la selva, el tocar las hojas, el oler las flores no lo dan los medios digitales. No nos dejemos robar el mundo de lo real. Sigamos soñando por un mundo como el que Dios creó.
Contemplar desde dentro la Amazonía, es vivir en ella, es caminar con ella, sentirla como madre que nos acaricia con su agua y con su sol, con sus ríos y sus bosques, con los sonidos de sus aves, respirar el aire puro, limpio de contaminación, el ver crecer mañana la semilla que plantaste hoy. Solo contemplando desde dentro la Amazonía, se ve que ella es una escuela y una universidad donde se enseña gratis y se aprende no solo la teoría sino la vida de esta gran maestra que es la naturaleza viva, una sabiduría que descubrimos solo desde dentro.
Que nos recuerda cada día con su flora y con su fauna que todo está conectado, que en todo debe haber una armonía, ella es una orquesta que canta a la vida como una gran sinfonía que nos estimula y ayuda a serenar y sanar nuestro cuerpo, en ella encontramos la medicina que necesitamos para nuestras enfermedades, sana el cuerpo y el alma, encontramos paz en nuestro corazón, y descubrimos que la Amazonia no es obra del hombre ,sino de aquel que creó este mundo y esta Amazonia, fue un ser prefecto que solo puede ser Dios creador.
Por ello en este día junto con el pensamiento y la sabiduría de Querida Amazonia, soñamos que todos los hombres hagan posible un día, ser Amazonia. Ella es madre y maestra, que nos invita a soñar contemplando su misterio escondido, a conocerla para amarla, y al conocerla y amarla, defenderla de las amenazas, de quienes no saben soñar y pensar en armonía y alegría, defenderla de los que la agreden con su egoísmo y su codicia, de aquellos que quieren explotarla hoy sin pensar en el mañana, sin pensar en el daño que hacen vaciando sus entrañas con el extractivismo, vaciando su hermosura con la deforestación, asfixiando a nuestro planeta con la contaminación, destruyendo este paraíso que Dios creó como casa y hogar para todos.
Aún estamos a tiempo para detenerlo, Amazonízate, solo así podrás sentir desde dentro, la belleza de la vida que nace cada día y librar a nuestro mundo presente y futuro de la muerte de esta tierra que esta herida de gravedad. Cuidemos la Casa común, una casa para todos y hagámoslo de forma sinodal, caminando juntos como pueblo en el que todos nos reconocemos hermanos y por ello juntos, guiados por el mismo Espíritu, construimos soñando en el mañana una Iglesia con rostro misionero, fraterno y sinodal.