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Mundo necesitado de Pascua

abril 18, 2022

Cada día de la vida humana es un “cuenta atrás“ hacia la Pascua definitiva, hacia ese paso que daremos el día de nuestra muerte a la verdadera libertad, que comienza en la otra orilla de la vida.Celebramos cada Semana Santa, la Pascua del Señor, de aquel, que cumpliendo la misión del Padre, ansiaba llegar a la hora de su Pascua “cuánto he deseado ardientemente comer esta pascua con vosotros” Lc.22,15

Sabiendo Jesús que había llegado su hora de pasar de este mundo al Padre. Jn.13,1.“Mi alma está turbada y ¿qué diré yo? Padre, ¿líbrame de esta hora?, mas si para esto he venido, para esta hora, Padre glorifica tu nombre” Jn.12,27.

No podemos llegar a la profundidad con que Jesús vivió aquellos momentos intensos antes de su muerte, con la que nos da la posibilidad de pasar a la vida que habíamos perdido por el pecado.

Leyendo en el evangelio de S. Juan, la larga conversación de Jesús en la última cena, podemos percibir los momentos de máxima emoción y tensión con que Jesús siente y habla, dejando su testamento a sus amigos, antes de partir hacia su pasión y muerte.

La “hora” de la que tanto escribe S. Juan, va marcando en labios de Jesús, el punto de referencia permanente, de la entrega de amor que debía hacer, aunque eso le exigiera pasar por la muerte para dar la vida.

Como ese sol en el atardecer, que al terminar su jornada en el tiempo, se vuelve bello resplandor especial antes de perderse detrás de la cima del monte del dolor y de la muerte. Llegará la noche, y el sueño sereno, donde parece dormir la esperanza, para volver a nacer en el alba del día después, en que despierte la aurora con nueva vida, cual nuevo sol que ilumina y disipa las tinieblas de la noche, naciendo una nueva primavera en libertad para todos.

Mirando nuestro mundo, le vemos necesitado de Pascua, necesitado de que llegue esa hora, que haga posible ese paso definitivo y radical, esa hora que le haga despertar de su pesado sueño, del sueño hedonista y pasajero que le debilita y esclaviza, del sueño de violencia irracional, del terrorismo, del engaño y la mentira por la que nace la desconfianza, donde nadie se fía de nadie, donde todos se sienten temerosos e inseguros.

Podemos pensar que mundo más loco e iluso el nuestro, es hora de despertar a la realidad que Cristo nos ofrece, realidad de paz, de justicia y de amor, es hora de pasar a la otra orilla donde los enemigos no tienen lugar, ni los violentos ni los abusadores ni los estafadores, ni los engreídos, donde ni el aval de la riqueza ni el saber del poderoso podrán comprar la paz que necesitan.

Nuestro mundo está necesitado de Pascua, ¿cómo y cuándo nuestro mundo dará el paso de la Pascua? ¿Será posible? A lo largo de la historia, pueblos y personas, han cambiado caminos de muerte en caminos de vida, cuando creyendo en la palabra de Dios, pasaron por una purificación profunda en el fuego del sacrificio, la reflexión y la austeridad, su fe en Dios les sostuvo en la oscuridad hasta volver a ver la luz, ¿qué tiene que pasar en nuestro mundo para darnos cuenta que lo que tenía que pasar ya pasó? Cristo nos redimió. El camino está marcado, sólo queda recorrer el camino de la cruz para llegar con Él a la gloria de la luz, a la madurez de la Pascua.

Pascua es vida y es muerte, pascua es paso a la libertad, romper cadenas de esclavitud, parar el tiempo para pasar a la eternidad, Pascua es paso al encuentro gozoso y alegre del que desde el principio pensó en nosotros y no ha dejado de llamarnos a su Pascua, Pascua es Resurrección.

Si en cada sufrimiento humano de un inocente, se renueva la pasión de Cristo, en cada cristiano que viva su fe con amor radical se renovará la resurrección pascual.

Felices Pascuas de Resurrección para todos, los que con valentía dan el paso hacia adelante por la vida, la paz y la justicia.