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CLAUSURA DE LA ASAMBLEA INTERMEDIA DE MISIONEROS EN EL VAP.

febrero 27, 2025

EN COMUNIÓN PARTICIPACIÓN Y MISIÓN, SEMBRAMOS ESPERANZA.

Queridos misioneros/as, sacerdotes, consagradas y laicos.

Al clausurar nuestra Asamblea intermedia queremos agradecer a Dios por todo el trabajo realizado en este semestre, por todo lo que hemos aprendido en los distintos trabajos pastorales en nuestras parroquias y comunidades.

De poco serviría decir que se realizaron las actividades programadas para el trimestre que paso, sino hubiera servido para que nuestros hermanos crecieran como personas y como cristianos, sino se hubiera crecido en: comunión, participación y misión, tres palabras que nos dieron como claves para el Sínodo de la sinodalidad y que las hacemos nuestras porque recogen lo que la Iglesia y cada uno de nosotros debemos poner en práctica.

Comunión sin la cual no podríamos medir la pertenencia a la comunidad y a la Iglesia de Jesús. Comunión que significa más que trabajar juntos, es vivir la unidad de una unión de mente y corazón, no solo de trabajar y hacer cosas, sino de sentimientos, unidad de ideales, unidad más allá de tener una pastoral de conjunto con criterios comunes, es poner amor al hacer las cosas sabiendo que con ello construimos fraternidad y nos consideramos familia y hermanos. Estas Asambleas son encuentros para conocer en donde estamos cual es nuestro trabajo en ese proyecto común que es nuestro Vicariato de Puyo y su tarea evangelizadora en esta Amazonía donde vivimos, es sentirnos miembros del mismo cuerpo participando de las tristezas y alegrías, de los gozos y sufrimientos, cuando un miembro sufre todo el cuerpo sufre y cuando un miembro triunfa y se alegra todo el cuerpo triunfa y se alegra. Por ello agradecemos el sentir hoy esa comunión eclesial como miembros de un mismo cuerpo.

Participación, participar en la Iglesia nos es solo ver en la Iglesia una jerarquía que ordena, sino que sirve y se entrega, es una llamada a servir con ella desde los distintos trabajos que se nos encomienda, con los diferentes dones que Dios nos ha dado puestos en común, pero con el protagonismo comunitario, no siendo simples espectadores que contemplan sino actores que participan siente suyo todo el caminar de una Iglesia donde todos tienen su lugar y espacio para colaborar.

Participación que supone más allá de la acción, la alegría de caminar juntos en sinodalidad y juntos construir el Reino de Jesús que nos dejó como tarea, es descubrir nuestra vocación para actuar en las más diversas formas y diferentes pastorales en beneficio común, con creatividad y responsabilidad. Viendo crecer la semilla que sembraste, que regaste, que cuidaste y que El Espíritu de Dios es el que da el crecimiento, por ello damos gracias a Dios porque se va superando el clericalismo, porque en nuestros Consejos Pastorales Parroquiales y Consejos económicos están presentes con todo su esfuerzo, el párroco no está solo, y no se conseguiría los objetivos que nos proponemos de una pastoral de conjunto en una Iglesia sinodal, como parroquia y como Vicariato con la ayuda de todos.

Misión, es el objetivo que no puede faltar en la Iglesia pues es parte de su misma naturaleza, evangelizar, ser misionera, desde el inicio hasta el final de nuestro trabajo, la dimensión misionera es el eje trasversal que está en todas nuestras pastorales, es más que un hacer, es el espíritu con que hacemos las cosas es la espiritualidad que debe empapar todas nuestras acciones para ser discípulos misioneros, es la identidad y forma de trabajar, es salir al encuentro del otro, es imitar a Jesús  el maestro de la misión que nos enseña no solo con su palabra que nos ilumina sino sobre todo con su ejemplo, por ello damos las gracias a Dios que nos llamó con esa vocación especifica de dejar casa, familia y patria para ir allá donde nos esperan hermanos y hermanas alejados y excluidos, los pobres que Jesús escogió como preferidos, el espíritu de Dios me ungió y envió para llevar la buena noticia a los más pobres.

Y después de analizar la implicación de vivir estas claves, la misión no termina continua, por ello queridos sacerdotes, consagrados y laicos gracias por entender lo que implica ser cristiano en cada vocación especifica y trabajar y caminar juntos como pueblo de Dios. Siempre podemos decir, la misión nos aguarda y como decía Juan Pablo II la evangelización está en sus comienzos.

Siempre hay mucho por hacer, diría Jesús la mies es abundante y los obreros son pocos y lo comprobamos nosotros en los territorios de Misión.

Como peregrinos rumbo hacia la Pascua, será el título de nuestra carta pastoral de la Cuaresma ya próximos a iniciar  con la imposición de la ceniza , nos preguntaremos ¿cómo somos peregrinos compartiendo juntos el mismo camino para llegar a la misma meta la Pascua de Jesús,? sabiendo como dice la canción, caminante el camino se hace al andar, golpe a golpe, paso a paso, pero con una tarea común, llevar a los demás esperanza que tanto hoy necesita nuestro pueblo, y conscientes que somos pasajeros, la vida y el tiempo nos hace  peregrinos hacia otra realidad que nos aguarda, los obstáculos no deben impedir  el llegar a la meta, hay que superarles desde la fe y el amor , todo es posible para el que cree y para el que ama, Jesús nos lo dice todo es posible para el que cree.

Todo ello exige conversión, sacrificio y oración, necesitamos conocer y practicar esa sabiduría de la que nos habla hoy la Palabra, sabiduría del espíritu  que la adquiere quien ama, quien sabe escuchar y aprender la pedagogía de Dios, en la humildad y sencillez, en la perseverancia de cada día, aprendemos de su creación, de su palabra y de los acontecimientos que suceden a nuestro alrededor, aprendamos todos den la escuela de Nazaret donde la familia  trabaja, ora , da testimonio de paz y armonía, trabajemos con nuestras familias cuna de toda vocación y base de toda sociedad, hemos podido escuchar en esta asamblea tantas cosas importantes para nuestra pastoral familiar, protejamos y defendamos la familia frente a las situaciones de dolor  que sufren, la incomprensión,  la separación, los hijos que no ven en sus padres el ejemplo que necesitan para su crecimiento integral.

Que Dios nos siga dando fuerza y sabiduría para continuar el camino de una Iglesia fraterna misionera y sinodal con la certeza de que el que pone su es paranza en Dios, nunca se siente defraudado, que la Virgen de la Esperanza nos acompañe como madre y nos proteja de los peligros, la vida es misión y la misión es vida, la misión continua y en ella vamos siguiendo a Jesús que como buen pastor nos guía y alimenta, como peregrinos de Esperanza con fe y con amor.

Mons. Rafael Cob, Obispo de Puyo.