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CUARESMA  2025

marzo 5, 2025

Peregrinos de Esperanza Rumbo hacia la Pascua.

Iniciamos el año jubilar con el lema peregrinos de la Esperanza, cuando estamos comenzando este nuevo tiempo litúrgico de la Cuaresma, nos podemos preguntar: ¿cómo somos peregrinos en este camino cuaresmal y qué razones damos con nuestra vida para llevar esperanza a nuestro mundo de hoy? Peregrinos y esperanza dos palabras que encierran toda una realidad de la que tenemos que ser conscientes.

Peregrinos, peregrino es el que camina hacia una meta que alcanzar, peregrinos es ser conscientes que vamos de paso por esta vida  que no podemos quedarnos entretenidos en el camino olvidando nuestro objetivo, nuestra meta está adelante, tenemos un horizonte que alcanzar , en el camino  compartimos porque en el camino no vamos solos, otros hermanos caminan con nosotros, encontramos otros caminantes que también son peregrinos a veces sin ser conscientes que somos pasajeros, la misma vida y el tiempo nos hacen peregrinos de una meta común, hacia otra realidad que nos aguarda.

Esperanza, una palabra que nos da alegría y optimismo para continuar nuestro viaje, nada está perdido, el mal le podemos VENCER, los obstáculos no pueden impedir el llegar a la meta, nos hacen más fuerte cuando les superamos. Esperamos porque tenemos fe y la fe nos empuja a ver la vida con esperanza, más, no solo a ver sino hacer que los demás tengan esperanza, sembrar esperanza porque confiamos en quien no defrauda, que es Cristo, él diaria:” Todo el posible para el que cree “Mc.9,23.  

Miremos a lo largo del caminar nuestro mundo que sufre, un mundo desanimado, pesimista por falta de esperanza, necesitado y hambriento de paz, de amor de justicia y de verdad, de los valores del Reino de Jesús. No es fácil tener estos valores que todos deseamos, estamos llamados a construir un mundo basado en ellos,  Todo ello exige de nosotros una conversión profunda que nos haga reflexionar hacia dentro viendo que hay en nuestra mente y en nuestro corazón y una reflexión hacia fuera, contemplando la realidad sufriente de nuestros hermanos y nos lleva y nos pide un compromiso de vida en la caridad y solidaridad a través de las obras de misericordia , que manifiesten nuestra caridad dando razón de nuestra esperanza sea nuestra CUARESMA DE LA ESPERANZA, cambiemos las lágrimas en sonrisas las tristezas en alegrías, pacifiquemos la violencia, suprimamos el individualismo, cambiemos el egoísmo en generosidad y la soberbia en humildad.  

Hace pocos meses terminaba en la Iglesia católica un Sínodo de la sinodalidad en la que nos invitaba a ser peregrinos caminando juntos, nos recordaban: “que la finalidad del Sínodo no es producir documentos sino hacer que germinen sueños, suscitar profecías y visiones, hacer florecer esperanzas, estimular la confianza, vendar heridas, entretejer relaciones, resucitar una aurora de esperanza, aprender unos de otros  y crear un imaginario que ilumine las mentes, enardezcan los corazones y de fuerza a las manos y a los pies” PD 32

Todo un desafío para una Iglesia que no puede quedar anclada en el pasado y el lamento, que sepa arriesgar por un futuro de cambio con un espíritu más misionero y en salida, buscando al otro, en una cultura del encuentro, del dialogo y del respeto, mirando y apostando más por construir el nosotros que por construir el yo, de ser más pueblo mirando por el bien común que por intereses particulares.

 Ello exige la conversión de saber esperar y enseñar a esperar, que caminamos como pueblo en marcha hacia la tierra prometida, como el pueblo de Israel en el desierto, en un éxodo que purifica, libera y fortalece nuestro espíritu, apoyados en la promesa que engendra la esperanza de llegar a la meta de la pascua resucitada con Cristo libertador y vencedor de la muerte. Tres palabras claves que debemos vivir: Comunión, Participación y Misión.

Nos sentimos ungidos y urgidos, ungidos por el Espíritu desde nuestro bautismo y urgidos a ser una Iglesia de discípulos misioneros como nos pedía Aparecida, para que todos tengan vida y vida en plenitud, predicar el Kerigma de un Cristo muerto y resucitado que nos trae la alegre noticia y nos dice :”estuve muerto pero mira, ahora estoy vivo y vivo para siempre” Ap.1,18.que nos dice: ¡Ánimo ¡ En el mundo tendréis aflicción pero confiad, yo he vencido al mundo”Jn.16,33  Todo esto exige y pide conversión personal y comunitaria, para ser la Iglesia misionera llevando el evangelio de la esperanza, la buena noticia de salvación para todos, sin distinción de raza, lengua o nación, misión a la que no podemos renunciar ofreciendo la esperanza que no defrauda, ¡CRISTO¡ nuestra misión es evangelizar como nos pide el mandato misionero de Jesús, una fe que da razón de nuestra esperanza, con una participación activa de todo el pueblo de Dios y viviendo la Comunión de sentirnos como hermanos unidos como cuerpo, donde todos los miembros sienten y viven esa unidad con Cristo cabeza de este cuerpo que es su Iglesia.

En esta Cuaresma nos recuerdan que para llegar a la meta debemos alimentar la llama de la fe, con el Ayuno que purifica, la Oración que fortalece, y la Caridad que nos fraterniza, vivir la fraternidad, que nos hace creíbles ante los demás, como vivía la primitiva comunidad cristiana:” todos los creyentes Vivian unidos y compartían cuanto tenían …y gozaban de la simpatía de todo el pueblo” Hcho.2,44-47.

Debemos seguir el camino “en el mundo en el que vivimos, y que estamos llamados a amar y también servir en sus contradicciones, exige el fortalecimiento de las sinergias en todos los ámbitos de su misión” (Papa Francisco) Testimoniar el amor de Dios en el amor a nuestros hermanos, en un mundo donde se habla mucho y se escucha poco, tenemos que convencernos que debemos escuchar más a Dios en la oración y saber escucharle en su creación y escucharle también en los demás.

No olvides somos compañeros de viaje y estamos en el mismo camino, peregrinos de la Esperanza rumbo hacia la Pascua. Aprovechemos este tiempo de cuaresma venciendo como Jesús las tentaciones del tener con el ayuno alejándonos del consumismo, del poder con la humildad sirviendo a los demás y del placer con la oración y el sacrificio. Las raíces del pecado están dentro de nosotros, de nuestro corazón , dice Jesús :”nada que entre de fuera  puede hacer al hombre impuro, lo que sale de dentro es lo que hace impuro al hombre “M.7,14-23 fortalezcamos nuestro interior sanemos nuestro pensamiento y no olvidemos que la vida que Dios nos regaló es para vivirla de modo que al final del camino la celebremos con alegría en el encuentro de la Pascua con Cristo Resucitado, él que libera del mal venciendo la muerte , desde la cruz nos regala el perdón para convertirnos en testigos de su amor, agradezcamos y testimoniemos su amor. En este año jubilar convéncete que Cristo es nuestra esperanza que no defrauda, confía en El y en El encontrarás lo que necesitas, fuera de él no hay salvación. Feliz Pascua de Resurrección con Cristo que hace realidad cumplida nuestra esperanza. ¡RESUCITO¡ y por ello, Creo, Espero y Amo.

Mons. Rafael Cob, Obispo de Puyo