
Clausuramos el año jubilar de la Esperanza coincide con la fiesta de la Sagrada Familia, difícil encontrar otro espacio más apropiado para recordarnos que la familia es el lugar que mejor puede expresar la esperanza, la familia es la esperanza del mundo sin familia el mundo no se sostiene por ello la urgencia de tener familias cristianas que a ejemplo de la Sagrada familia sepan responder a su vocación.
Una familia compuesta por un padre, una madre y los hijos, no nos confundan queriendo querer dar los derechos de la familia donde no hay un padre y una madre, un varón y una mujer, no llamemos familia a lo que no lo es, el padre es varón y la madre es mujer, no podemos decir que el matrimonio lo componen dos hombres juntos o dos mujeres juntas, ese no es el proyecto que Dios quiso, cuando creo al hombre y la mujer para la procreación de los hijos y formar una familia.
Sin hijos no hay familia los hijos no pueden ser sustituidos por mascotas de animales, el cariño de un padre y una madre a sus hijos no puede ser el mismo que muestre a un animalito, hay gente que muestran más amor a su mascota que a sus hijos. El fruto del amor en el matrimonio son los hijos con los cuales se forma la familia
La sociedad actual nos quiere obligar a que aceptemos ideologías de género, queriendo cambiar el proyecto de Dios que al nacer nos da la propia sexualidad que tenemos.
Hoy los desafíos por mantener la identidad del matrimonio y la familia cristiana son enormes. La presión que ejercen las organizaciones internacionales o mundiales sobre los gobiernos para que dicten leyes o acepten sus normas, están minando los cimientos de la sociedad cristiana y destruyendo la familia y el matrimonio.

Queridos padres de familia despertémonos, las redes sociales están llenando las cabezas de nuestros jóvenes de ideologías e ideas equivocadas entrando por caminos peligrosos que llevan a manipular las conciencias de la gente.
En este jubileo de la Esperanza decíamos que las familias deben ser la muestra y exponente más firme, para mantener la esperanza de un mundo unido, solido, justo y fiel, para construir un futuro de paz y de amor auténtico de progreso y de justicia.
Los niños y los jóvenes serán esperanza si sus familias les saben educar en el amor, si sus padres son responsables en acompañar a sus hijos en un mundo que como corderos en medio de lobos corren el riesgo de arrebatar sus vidas.
Padres no es solo engendrar hijos, ser padres es como hicieron María y José con Jesús, cuidarles no solo alimentarles sino educarles, los hijos deben escuchar a sus padres y los padres deben escuchar a sus hijos prevenir antes que lamentar, desde infantes antes que el tronco se tuerza y sea difícil enderezar.

NO ESPEREN Que les eduquen en la escuela o el colegio, la educación es formar nuestro pensamiento, educar el corazón no solo enseñar matemáticas y geografía, crear conciencia y moral con la práctica de los valores cristianos, que ayuden a ser personas de bien. Y esto se enseña en el hogar de la familia, y si no sabes pregunta donde de verdad te pueden ayudar, la pastoral familiar en nuestras parroquias.
María y José defendieron a Jesús de Herodes, María y José se preocuparon de donde estaría Jesús en las fiestas de Jerusalén y le buscaron hasta encontrarle. ¿Cuánto te preocupas donde y con quienes caminan tus hijos?
Eso es construir esperanza, eso es valorar lo que nos pide Dios, ser testigos de esperanza en medio de un mundo ciego que no quiere ver, de un mundo hedonista respecto a la sexualidad de solo buscar el placer por el placer sin ver las consecuencias de una sexualidad mal entendida, vemos una sociedad con fundida donde se busca el tener por encima del ser, sociedad consumista y egoísta, individualista y cerrada a la vida, a la fraternidad, a la comunidad.
Sembremos amor en vez de odio, generosidad en vez de avaricia, humildad en vez de soberbia, paz en vez de guerra y violencia.
El hogar de la familia no debe ser un hotel solo para dormir sino un espacio para dialogar.
El hogar no debe ser solo un restaurante para comer, sino un espacio para compartir y amar, para escuchar y conversar. ¿Cuánto conversamos en Familia padres e hijos? Los celulares y la Televisión nos roban el tiempo que debemos dar a los demás.
Clausuramos el año de la esperanza no como cerrar la puerta santa por donde hemos entrado y escuchado la palabra de vida que nos ha hecho recibir bendición de Dios y ganar indulgencias. Esta fiesta de clausura del año jubilar es pensar que la vida sigue, y tenemos que vivirla cada día con mayor esperanza. Por ello les invitamos a ofrecer hoy nuestro compromiso de ser esperanza para el otro, en quien podemos confiar como mi padre o mí me hermano, mi amigo y maestro y sobre todo para poner nuestra esperanza en quien nunca defrauda, en Dios. Hoy es día para decirle a Dios que él es nuestra esperanza primera y final y en el medio debe estar la familia que sin duda alguna debe ser la esperanza de la futura sociedad donde Dios reine en ella, ilumine nuestras mentes y llene nuestros corazones, Dios es familia, Padre Hijo y Espíritu santo, quiso nacer y vivir en la familia de Nazaret, hoy en este domingo de la Sagrada Familia pidamos a ella que sea nuestro modelo a imitar, padres, madres e hijos. Pongamos nuestra mirada en estos maestros de virtud y de vida que la Sagrada Familia nos acompañe y nos protejan.
Por Mons. Rafael Cob, Obispo de Puyo.
