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UNA FIESTA DE SAN JOAQUÍN Y STA ANA.

julio 26, 2024

En esta fiesta San de Joaquín y Sta. Ana, venimos a celebrar el día del jubilado, ellos son los patronos de los que han llegado a esa edad jubilar, ellos abuelos de Jesús y padres de la Virgen María, nos enseñan con sus vidas a vivir la edad jubilar.

Jubilado que vienen de júbilo, jubilo que significa alegría, ¿alegría por qué?, pueden ser varios los motivos de la alegría del jubilado, por haber llegado a la meta de la edad de jubilación, por haber concluido la etapa del trabajo activo, por haber creado una familia, por la alegría que dan los nietos a los abuelos, el tener tiempo para descansar, para pasear, para tantas cosas. Jubilado y joven, dos realidades que, aunque distintas se necesitan.

Jubilado, que lleva la misma letra que el joven en su nombre y la misma letra que el viejo, en el primer nombre joven o jubilado al principio y en la palabra viejo casi al final. Nadie quiere ser viejo, pera nadie quiere morir joven, condición humana es envejecer, pero vivir con un espíritu joven

El anciano, jubilado, de la tercera edad, como lo queramos llamar, hoy venimos aquí agradecer a Dios por la vida que un día Él nos dio y porque nos la ha mantenido hasta hoy, agradecer vuestra fidelidad, y ser conscientes como nos recordaba el Papa en Valencia en días pasados que los abuelos son parte integrante de la comunidad familiar.

 Es lamentable que el jubilado no viva la alegría que se merece por haber gastado su vida en construir un mundo mejor, la nostalgia del pasado, el olvido de los suyos en el presente, o las limitaciones físicas propias de la edad le hacen vivir muchas veces en la soledad o la tristeza, el anciano también sigue marginado. Hoy hemos de reconocer que la gran mayoría de nuestro pueblo como de muchos otros y de nuestra nación quizá son los jubilados.

Mirando hoy a S. Joaquín y Sta. Ana, hemos de aprender a vivir de ellos, ese espíritu de fe y de esperanza, ellos ya ancianos, nos dice la tradición, les llegó la gran alegría del nacimiento de su hija María, Ana la mujer estéril dio a luz a la siempre joven y virgen como es María, la madre de Jesús, nuestro Salvador.

Debemos mantener la alegría y la esperanza que da la fe, sabiendo que todo el bien que hicimos o podamos hacer por los demás, no quedará sin recompensa ante Dios.

Cuando tanto se habla de aportar a la sociedad ¿qué es lo que el jubilado  puede aportar a su sociedad? pues quizá mucho más de lo que imaginamos, empezando por los que tenemos más cerca: el esposo o la esposa los hijos y los nietos , en medio de las limitaciones que lleva consigo el desgaste de la propia naturaleza de la vida y sus dolores que hace falta saberlo aceptar y llevarlo con mucha paciencia la alegría de los nietos  y  el consejo de la sabiduría que nos ha dado la experiencia de la vida .

En todas las culturas ancestrales, la sabiduría de la ancianidad, la experiencia y el consejo de los mayores, siempre ha sido respetada y tenida en cuenta.

Quizá en una sociedad tan tecnificada como la nuestra, pensamos que todo lo pueden dar las máquinas. Pero hay muchas cosas, que las máquinas no pueden dar,  es cubrir la balanza deficitaria de humanidad que nuestra sociedad tiene hoy, nuestro mundo se está vaciando de humanidad, de eso que tanto  vosotros como yo queridos jubilados, vivisteis y aprendisteis, la sabiduría no de  unos números o letras frías en una pantalla, sino la sabiduría de la experiencia que todo lo suaviza , el saber escuchar que lo hace más cercano , la capacidad para  superar  mejor  la adversidad, ante el dolor o la muerte.

¿Quién podrá enseñarnos mejor la capacidad de sacrificio y renuncia que exige todo progreso? ¿Ante una sociedad que busca el mínimo esfuerzo, o en una sociedad hedonista que busca el placer por el placer para quedarse en una mayor insatisfacción?

Vosotros que os ha tocado sudar y sufrir, pasando por la necesidad y carencia de tantas cosas necesarias ayer que quizá hoy se tienen por superfluas   o disfrutar de tantas cosas sencillas pero que os hacían felices y hoy se rebuscan formas y maneras sin conseguirla.

¿Quién podrá enseñarnos más de generosidad y de servicio al prójimo ante una sociedad cada vez más egoísta y ambiciosa, para la que solo vale, lo que se puede comprar o vender, una sociedad cada vez más llena de indiferencia ante la necesidad del prójimo, donde la gratuidad del servicio parece ir desapareciendo y por todo se reclama la paga?

 ¿Quién podrá enseñarnos tantos valores humanos? de respeto, de responsabilidad, de fidelidad y amor que vivisteis con tanta radicalidad, que posibilitó las bases para avanzar en la convivencia olvidando diferencias.

Sin dejar de valorar el progreso material que nuestra sociedad ha alcanzado con la técnica, que nos hace la vida más fácil y nos ahorra esfuerzos, no podemos menos de reconocer que hoy nuestro mundo necesita de los valores permanentes para tener esa calidad humana y cristiana que vosotros habéis vivido, esa calidad afectiva, ese cariño y ternura, esa hospitalidad y acogida, esa capacidad de perdonar y amar.

Vivimos en una sociedad cada vez más violenta, un mundo que está asustado por esas olas de violencia en guerras que parecen imparables, culturas fundamentalistas que no respetan los valores ajenos y pretenden imponerse a los demás.

Por todo ello hemos de reconocer que la tercera edad tiene mucho que enseñar a nuestra sociedad deficitaria de humanidad, de misericordia, de generosidad, y servicio gratuito y eso solo lo puede dar el que lo tiene, vosotros queridos jubilados.

Nunca perdáis la fe en Dios Padre que con tanto cariño nos ama y nos perdona como a sus hijos, aunque a veces estos sean rebeldes.

Que a la vez que agradecemos a Dios por lo que nos ha permitido vivir y llegar hasta hoy, le pedimos que no nos dejemos vencer por la soledad o la marginación, sabiendo que Dios nos hizo hermanos y familia para querernos y ayudarnos.

Vosotros tenéis una juventud acumulada invalorable, porque el espíritu no se envejece, que ese tesoro de sabiduría y experiencia, que el joven no posee y necesita lo encuentre en vuestro testimonio. Como decía el Papa a los jóvenes no os dejéis robar la esperanza, y a vosotros no os dejéis vencer por el desánimo, habéis vencido en muchas batallas a lo largo de vuestro caminar, seguimos en la lucha hasta el final. en este año declarado por el Papa año santo de la Esperanza, Dios nunca abandona a aquel que en El confía. Caminemos con él va con nosotros, aunque no le veamos, “yo estaré con vosotros hasta el fin de vuestros días.

Que San Joaquín y la Sta. Ana esposos y abuelos que supieron dar el mejor de los frutos en su vejez la Virgen María, nos ayuden para hacer de nuestras vidas una ofrenda agradable a Dios y un bien para nuestra sociedad. Amaros unos a otros como nos pide Jesús, el amor todo lo cura todo lo soporta, el amor no pasa nunca. Siembra amor y recogerás amor.

Rafael Cob, Obispo de Puyo.