Una iglesia genuina misionera, que anuncia y hace surgir la Iglesia local
Este domingo 20 de octubre la Iglesia celebra el día del Domund, este año con un especial recuerdo de cumplirse los 100 años de la Carta Apostólica misionera :Maximun Illud de Benedicto XV, en que destaca la invitación a la misión ad.gentes que todo cristiano por ser bautizado debiera sentir.
Ciertamente que en este día nos viene a la cabeza aquellos sueños misioneros que en nuestra infancia nos proponían para ir a salvar a los “negritos” de Africa, quizá porque teníamos el continente mas cercano a nuestro país ibérico. Después empezaríamos a escuchar que también otros misioneros, habían saltado el oceano y habían llegado al continente americano, y dentro de este continente, pocos, a los lugares inhóspitos como los de la selva amazónica.
Cierto que las misiones ad gentes en su origen, fueron encomendadas a las congregaciones religiosas y difícil encontrar a sacerdotes diocesanos hasta más tarde, después el Vaticano II dará la carta credencial de ser una Iglesia misionera por su naturaleza.
En este año nos toca vivirlo en un ambiente diferente, nada menos que en un Sínodo amazónico en Roma, con un gran desafio ¿cómo encontrar nuevos caminos para evangelizar? Evangelizar es anunciar el evangelio, y nos encontramos que ese anuncio avalado por el mandato misionero de Jesús, está como diría Juan Pablo II en sus comienzos, más aun, cada día en un mundo globalizado y cambiante como el actual parece que somos menos y nos falta mas, escuchamos a Pablo, y¿ cómo escucharan si no hay quien les anuncie,? Rom.10,14ss. cada año que pasa en nuestro continente como en el de la vieja Europa hay menos evangelizadores que anuncien este evangelio.
Por ello, el lema del Domund de este año, Bautizados y enviados, nos viene a traer el fondo del mensaje de Maximun illud de Benedicto XV y del Papa Francisco en Evangelium Gaudium, cada cristiano tiene que descubrir en su bautismo el llamado a la misión de una Iglesia con dimensión universal, en la que todos deben sentirse enviados a salir a anunciar, tenemos un desafio tan enorme, que toda la Iglesia debe estar en pie, nadie se puede escusar, ,cada uno desde su mundo concreto, debe colaborar para que el anuncio de Jesús llegue a todos los pueblos, y la vida en plenitud que Jesús ha traído para todos, llegue a todos y no a unos pocos.
Estas semanas de trabajo sinodal hemos podido escuchar muchos deseos y gritos de la Amazonia, un pueblo bombardeado de sectas, marginado y olvidado por las grandes distancias geográficas sin vías de acceso, necesitado del alimento de Dios la eucaristía , sin la cual no se puede salir de la anemia espiritual, y ver que para la vida auténticamente cristiana católica, la eucaristía es elemento vital para crecer en comunidad,. Veíamos que sin una iglesia que sea presencia y compañía permanente en el camino, se apaga la fe y la comunidad no se sostiene, por ello, entre los grandes desafíos, tenemos la formación de los futuros discípulos y apóstoles de Jesús, sacerdotes que lleven a sus hermanos el mensaje y el alimento de la eucaristía.
Las Iglesias surgieron porque alguien predicó en ese espacio de la Iglesia Local, y ejemplo de ello, Pablo y sus discípulos, que iba dejando presbiteros en las comunidades que nacian. ¿Cómo quedaron aquellas comunidades que Pablo y sus discípulos hicieron nacer?
Quizá muchos siglos después, hemos visto que hemos podido caer en un colonialismo de la fe, convertirlos, bautizándoles, pero no haciendo cristianos misioneros convencidos de que ellos desde su fe en Jesús, deben hacer que otros tengan la experiencia de Cristo que ellos han debido tener en su vida, sin encuentro con Cristo no hay conversión.
Con mentalidad colonialista no se hace Iglesia misionera, si cada día hay menos misioneros, y los misioneros que hay son cada día mas viejos, no se ve un relevo, ¿Qué nos urge hacer?
Es necesario una formación misionera empezando por el propio clero diocesano y en especial el clero nativo, junto a la la formación de los candidatos nativos y autóctonos va unido la fundación de una Iglesia local, y la Iglesia local solo permanecerá teniendo la presencia permanente de un sacerdote inculturado o autóctono que sea presencia, por ello el deseo de tener en la Amazonia una Iglesia con rostro amazónico e indígena. La brújula marca un rumbo diferente del que hemos tenido en el pasado, estamos en un cambio de época y por ello también en un cambio de métodos o estructura .
Todo misionero o misionera no debe ir a pescar en la pecera, sino alimentar a los peces que sean capaces de reproducirse según el Espíritu de Dios para fortalecer las iglesias locales. Es hora de ir a lo esencial junto al anuncio, debe nacer la comunidad.
Recuperar el aliento y pasión misionera en la vida consagrada y en todo bautizado.
Evangeliun gaudium, insiste que la Iglesia local es sujeto prioritario en un mundo globalizado.
Con una concepción de la misión mas amplio, la validez del sentido misionero debe encarnarse en personas concretas, al estilo mas genuino de Jesús que se encarnó en la cultura, purificándola, llevándola a la plenitud. Esto exige un cambio postcolonial y postmoderna, con un nuevo estilo mas de comunión y fraterno, una Iglesia sinodal y en salida, que no se quede en los deseos y pase a la acción, en misión permanente como nos pedía Aparecida, saliendo de la comodidad y puestos en camino como hacia Jesús. Entonces podremos hablar de que somos Iglesia verdaderamente misionera como lo exige hoy el Espíritu Santo.