60 días después del domingo de resurrección.
Hoy contemplamos un misterio de amor y de fe, la Eucaristía, creer que en esa apariencia de pan está presente de forma diferente pero real, la presencia de un Cristo que se entrega en alimento por amor, exige fe y exige amor.
Ciertamente hay milagros espectaculares que dejan al hombre admirado con la boca abierta por ver aquello que nunca pensaba posible ser. Una curación repentina, un acontecimiento que se saltan las reglas naturales y físicas o que salen de lo normal.
Pero hay milagros que desde la humildad y el silencio, no son espectaculares a los ojos humanos, pero son más eficaces y salvadores, y hacen en la persona una gran transformación interior y profunda como en aquel que con fe y fervor recibe el sacramento de la Eucaristía, o la sagrada comunión.
Es ese cuerpo de Cristo que no se ve con los ojos de la cara, pero es alimento que fortalece tanto, que ante él se doblegarán los mayores males y podrán vencerse las mayores tentaciones que el enemigo pueda poner.
Es el pan de los fuertes, el pan que ofrece Jesús en aquella noche de la Pascua, invitando a comer su cuerpo cuando el día antes de morir sentado a la mesa les decía a sus amigos: “tomad y comed todos de él porque esto es mi cuerpo, y pronunciando esas palabras sobre ese pan, deja de ser pan para convertirse en fuerza espiritual en quien lo come, pan de vida eterna, del cual Jesús dirá” quien coma de este pan vivirá eternamente, solo lo puede sentir el corazón limpio del hombre creyente y el alma del niño inocente que lo recibe.
Ello es un milagro de amor y de entrega y el poder comulgar es un privilegio para todo el que con fe vive y cree en esta presencia misteriosa de Jesús Eucaristía, es fuente de bendición, de lo contrario para aquel que profana dicha presencia sacramental sería causa de juicio y condenación.
Hoy fiesta del Corpus Cristi la Iglesia exalta este sacramento y pasea la presencia de Jesús Eucaristía, canta: Dios de amores santa eucaristía, donde el pueblo le bendice y glorifica manifestando su fe en este misterio.
Las custodias salen hoy del templo para pasear las calles y plazas de nuestros pueblos, a Jesús Eucaristía, como el mayor tesoro que Él nos ha dejado y el milagro más grande que se hace en cada misa, cuando el sacerdote cumple las palabras que Jesús pidió: haced esto en memoria mía repitiendo en su nombre las mismas palabras, desde entonces, se perpetua esa entrega de amor y fortaleza para los hijos adoptivos de Dios, que luchan cada día contra el mal alcanzando con ello la victoria.
Finalmente la grandeza de esta fiesta del Corpus Cristi nos da el consuelo y la certeza de su compañía desde el sagrario, Jesús no nos abandonó y quiso quedarse oculto en esa especie de pan, sabia que le necesitábamos por nuestra fragilidad y debilidad para recorrer el camino de la vida digámosle hoy: “quédate con nosotros que anochece y se apaga la fe, quédate con nosotros, te decimos lo mismo que un día los dos de Emaús, no te vayas que las sombras avanzan Dios mío y el mundo no ve”.
Jesús te espera en el sagrario, escúchale en el silencio y en este día para exaltar este misterio Eucarístico de Cristo como alimento que se nos da. Ofrécele hoy tu compromiso: agradece y valora este don que Jesús nos da, prométele comulgar lo más que puedas, ello te hará más fuerte cada día para vencer, entrará en tu alma y te hará fuerte más que todas las vitaminas que pueda recibir el cuerpo físico recibirá tu alma con la Eucaristía.
¡¡Viva Jesús Eucaristía!!