No podemos dejar de hablar de lo que hemos visto y oído (Hch 4,20).
Al igual que los apóstoles y los primeros cristianos, también nosotros decimos con todas nuestras fuerzas: «No podemos dejar de hablar de lo que hemos visto y oído» (Hch 4,20 (cf. 1 Jn 1,1-4), así nosotros hoy podemos palpar la carne sufriente y gloriosa de Cristo en la historia de cada día y animarnos a compartir con todos un destino de esperanza, “ Papa Francisco
Ciertamente estas palabras que el Papa Francisco nos ha propuesto como mensaje misionero para el próximo DOMUND nos cuestionan, porque no podemos quedarnos indiferentes ante la necesidad de esperanza que hoy tiene nuestro mundo.
En medio de la Pandemia del coronavirus por segundo año, el mundo virtual se ha potenciado al máximo ,no hemos dejado de sembrar la buena noticia del evangelio, de diferentes maneras, los rostros que han pasado por la pantalla nos muestran sus deseos y sus sentimientos y los mensajes que vienen y van a través de las ondas radiales, han seguido siendo parte de una respuesta al mundo necesitado cada día de más amor y esperanza.
“No podemos dejar de hablar de lo que hemos visto y oído”, dicen los apóstoles , ¿y nosotros? ¿ también podemos decir lo mismo? últimamente vemos una realidad muy cruda y violenta en diferentes países del mundo, en la India y Brasil el virus se ha ensañado con los pobres causando muerte dolor ,los gobiernos no han sido capaces de dar una respuesta positiva para frenar la pandemia.
Nuestra hermana Colombia ha sufrido una violencia sin precedentes por las protestas en sus calles . En tierra Santa rebrotó el odio y la violencia entre judíos e israelíes desatando nuevos enfrentamientos. Escenarios que hemos podido contemplar en las noticias.
Todo un panorama obscuro en una sociedad que se precia de progresista y demócrata, pero la paz y la armonía, el respeto y la justicia, pareciera estar lejos , y con esta carne sufriente de Cristo que vemos , queremos llevar la carne gloriosa y resucitada del Cristo que sube al cielo y nos deja un mandato misionero: ”Id por todo el mundo y llevad el evangelio a todos los pueblos» Mc 16,15
Es la luz del evangelio que llevamos, la que podrá iluminar la noche oscura de nuestros pueblos , es la voz el evangelio la que debe dejarse escuchar para que siga aliviando con su paz y cerrando las heridas con la reconciliación y el perdón.
No podemos dejar de anunciar lo que hemos visto y oído, lo que Jesús ha dejado en el corazón de tantos misioneros y misioneras que salieron de su tierra y guiados por el Espíritu Santo, y se convirtieron en voceros de la paz y en profetas de esperanza.
Hoy queremos felicitar y honrar a esos misioneros ad gentes ecuatorianos que saliendo de su tierra e impulsados por esa vocación del Espíritu, salieron de su casa como María, en su Visitacion a su prima Isabel, y llevar la buena noticia con alegría, salieron de su patria o de su región, como la Beata Mercedes de Jesús Molina, para llegar a tierras de misión como La Amazonia ecuatoriana, otros volaron a otros continentes, para hacer realidad el sueño de Jesús.
Ellos son estimulo y ejemplo para tantos jóvenes que escuchan en su interior “ven y sígueme” pedimos para que aumenten las vocaciones misioneras ad-gentes en nuestras comunidades y parroquias. Que escuchen a sus hermanos que sufren, :”vengan les esperamos, les necesitamos.
Que el Espíritu de Pentecostés siga soplando fuerte en la Iglesia, y nosotros nos dejemos mover por El, para ser una Iglesia en salida, que escucha y se siente enviada, para anunciar lo que ha visto y oído a fin de que todos tengan vida y vida en plenitud. Con un corazón universal y fraterno, su palabra escuchada se encarne en nosotros y nosotros la encarnemos en la Misión, que lo que hemos visto y experimentado con Cristo, lo podamos compartir con valentía, para denunciar la injusticia y anunciar la verdad que sembremos la paz del Señor para sintonizar con los latidos misioneros de Jesús, para ser mensajeros del amor de Dios hecho entrega sin reservas, gratuito y desbordante por su misericordia.
Acabo de salir del interior de la selva visitando y confirmando esas comunidades indígenas que hace siglos les llegó la fe de los primeros misioneros y que la han conservado, pero que piden y necesitan la presencia del sacerdote que les de lo que nadie les pueda dar ,el perdón de sus pecados y la celebración del misterio eucarístico en la santa misa, donde una comunidad se fortalece en comunión con su pastor. Celebra su fe como pueblo y con alegría .
Como no decir que la mies es mucha y los obreros pocos, cuando la fe viva sigue creciendo gracias a las almas generosas de misioneras ad gentes que llegan allí donde nadie quiere ir.
Hoy Ecuador, como nuestro continente de una Iglesia Latinoamericana y el Caribe es convocada como pueblo de Dios a sentirnos todos, discípulos misioneros de Jesús en salida. Este espacio de escucha tan necesario en nuestros territorios para no sentir lejos, la realidad de los gritos de la selva o de los paramos, el grito de tantas comunidades olvidadas por los poderes económicos o sociales , esperando les levanten los puentes que se llevo la riada hace mas de un año, luchando por sobrevivir en la pandemia,
Ellos como tantos quieren escuchar la voz del misionero y la misionera que camina por el monte llevando la paz . que anima dando razón de esperanza y amor .niños que se mueren, ancianos en soledad y jóvenes que sueñan con un mundo mejor .
Hoy nos sentimos sembradores de la buena semilla que Dios no se cansa de sembrar en nuestra tierra, en las islas y en la Costa, en la Sierra o el Oriente .
Hoy como Jesús ante su Padre queremos decirle:” Heme aquí Señor, envíame Enviados a la Misión ad-gentes, desde Ecuador para el mundo entero. ¡¡Viva los misioneros ecuatorianos ad-gentes ¡¡Viva Cristo misionero que nos quiere misioneros.