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Doble aniversario: vida y sacerdocio.

octubre 23, 2022

Cuando me levanté esta mañana abrí la ventana en el amanecer y estaba llena de flores y de luz, flores en las macetas de mi ventana, pétalos de vivos colores que hablaban de hermosura en la sencillez, proyecte mi mirada al horizonte y divise una selva verde que despertaba al nuevo día y me invitaba a la alegría de quien comienza con un deseo de esperanza y optimismo, a decir gracias por la vida.

Era mi cumpleaños!, qué rápido pasan los días y los años! , ayer rebasaba las 7 décadas y pensaba que la vida se nos va como el agua que queremos retenerse entre los dedos, pero el agua esta creada para correr no para retenerla, como decía el poeta Jorge Manrique: ”nuestras vidas son los ríos que van a dar en la mar que es el morir”. Para nosotros, diríamos somos ríos que van al mar que es el nacer como diría S. Pablo al final poder decir, ”he corrido hasta la meta, he luchado el noble combate, he perseverado en la fe, solo me aguarda la corona de la justicia que me dará aquel día el Señor, justo juez a mí y a todos los que hayan aguardado con amor su manifestación.

Si, 71 años que llegue a ser ciudadano de este planeta tierra, pasaron las diversas etapas de la vida, la infancia, la adolescencia, la juventud y quisiéramos detenernos aquí, como en la eterna juventud pero nuestro destino no es quedarnos en la juventud, años de forjar sueños nobles y puros, de aventura y de deseos, de ideales más que de realidades, pero hay que continuar la vida con esa fuerza de la juventud para hacer realidad nuestros sueños sueños.

Ni la inconsciente infancia, ni la rebelde adolescencia, ni la soñadora juventud podrá llenar una vida que esta creada para la eternidad, por más que queramos, la vida sigue sin detenerse y más, no hay marcha atrás, en aquellos días pensábamos querer volar a otros lugares y nuestros pensamientos se hicieron realidad, pasamos fronteras y llegamos a otras tierras diferentes, no a un desierto sino a un jardín de exuberante vegetación que desafía al caminante que quiere abrir el sendero por la jungla impenetrable donde no sabe que peligros le esperan.

Y año a año vamos tejiendo la red con el acontecer de distintas experiencias de alegría y de tristeza, lágrimas y sonrisas, vamos sembrando y construyendo con amor que es como lo que da consistencia al caminar, las razones de vivir, del hacer y deshacer, a veces pareciera que hemos avanzado mucho, otras creemos que hemos retrocedido como el río de nuestra selva, dando vueltas y vueltas pero siempre avanzando hacia aguas más profundas ayer no sentía uno el cansancio del camino nos sobraban energías, hoy si, sentimos el cansancio de la carrera y el desgaste de la entrega, mas no por ello dejamos de ser luz y alimentar el fuego del espíritu cada día, nos consuela al mirar hacia atrás y ver que vienen otros pisando nuestras huellas que dejamos en el camino, ver nuevos espacios para acoger al peregrino y descansar en el camino, ver construcciones donde se forja el futuro de nuestro ser Iglesia, ver que aumentan los sembríos y habrá nuevas cosechas.

Por todo ello levantamos la voz para alabar y agradecer a este Dios providente que nunca abandona al que en Él pone su confianza. A este Dios padre y madre que camina con nosotros a pesar de nuestra fragilidad, que nos sigue amando como en la infancia o en la juventud ahora en la época de la adultez, de la experiencia acumulada, en la misión que nos toca acompañar, delante, detrás y en medio. Buscando nuevos caminos, nuevos métodos, forjando nuevos hombres y mujeres que puedan responder a los desafíos que les presenta el futuro próximo. Donde no prive el mandar sino el obedecer, donde sepamos hacer lo que Jesús nos dijo: “no he venido para que me sirvan sino para servir».

Donde se enseñe más con el ejemplo del apóstol y el buen pastor, siendo testigos, con él solo ser maestros creyendo que lo sabemos todo, llenos de teorías pero vacíos de la vivencia o experiencia de la práctica no se avanza. Nunca anclados sino en salida misionera, con una vida trasparente, en comunión con Dios y en armonía con los demás y con los que nos rodea como es esta bella naturaleza que Dios nos regalo para que la cuidemos. Que Dios nos dé salud y sabiduría para continuar como el río que fecunda a su paso por la tierra le da cauce. Que el Espíritu Santo, artífice de la evangelización de la Iglesia nos siga guiando y nosotros seamos dóciles a su inspiración.

Esta es la vida al pasar de los tiempos, pero hay algo en la vida que es más que vivir la vida, es el cómo vivir esa vida y eso el ser humano necesita ver y discernir cual es al proyecto que Dios quiere que vivamos en esta tierra, es el don y regalo de la vocación fundamental para sentirnos felices con lo que Dios quiere que hagamos en esta vida.

Por ello hoy queremos agradecer a Dios por la vocación que nos ha dado, sea el sacerdocio , la vida consagrada o el matrimonio. Es muy importante saber, el cómo hacer esa vida, que primero recibimos cuando nacemos y que después se va manifestando a través de su Espíritu, ¿cuál es la forma y el camino por dónde debemos andar?. Cada uno con los dones que Dios le haya dado, debo ponerlo al servicio de los demás con amor si falta este elemento sobran los demás.

Hoy también queremos en este doble aniversario, decirle gracias a Dios porque me diste el regalo del sacerdocio, que pueda ser fiel a esta llamada para su plan de salvación en el mundo. Debemos ser instrumentos dóciles de su espíritu para encontrar esa felicidad que uno experimenta en su vida terrena cuando se entrega en el servicio con amor.Gracias por lo que he podido servir a este pueblo que me encomendaste guiar, enseñar y santificar, misión nada fácil, por ello recen por mi a Dios, para que mi obrar sea agradable a sus ojos y al final de esta vida pasajera, podamos encontrarnos allá en ese cielo donde a todos Dios como Padre amoroso con su misericordia nos aguarda, mientras, caminemos juntos como hermanos hacia Dios.