Cuando apenas hace una semana se anunciaba oficialmente la creación de la Conferencia Eclesial de la Amazonia ,fue un momento de gran alegría compartida, desde entonces se han escrito muchas paginas y mucha tinta ha corrido por los medios digitales e impresos para anunciar esta buena noticia , los que lo hemos vivido desde dentro la llegada de esta floración quizá no tenemos la justa medida para ver el alcance de las ondas que pueden llegar hacia orillas más lejanas como una piedrecita en el agua produciendo círculos concéntricos hasta llegar a los límites del río o del mar , y podría parecer que una gota de agua en el mar no tiene la mínima importancia para dejar de ser mar , pero si la tiene para ser más mar , sin la gota sería menos mar .
Quisiera expresar que la lección que podemos aprender en la creación de esta Conferencia Eclesial Amazónica, es como la parábola que nos contó Jesús del grano de mostaza, es la semilla la que encierra una fuerza incalculable que puede general una fuerza imparable, es la fuerza del espíritu que la fecunda , es el misterio de Dios que a pesar de no poder abarcar en nuestra compresión, le contemplamos y aprendemos de él, es ese milagro transformador que una semilla se pueda convertir en un árbol donde se puedan cobijar las aves y los animales , un árbol que pueda alimentar con sus frutos a tanta gente, cuando uno siembra esa semilla no puede imaginar hasta dónde puede llegar su trasformación. Ciertamente esa transformación de semilla a ser árbol frondoso y lleno de fruto, solo puede verse después de un largo proceso de trabajo interior , callado y silencioso pero perseverante y continuo que la hace florecer como un sueño revelado .
Creo que la creación de esta Conferencia Eclesial ha sido este fruto de aquella semilla que Dios sembró en su Iglesia amazónica y que ha ido creciendo con el cuidado y el cultivo de grandes labradores que acariciaron la semilla con sus sueños y esperanzas, semilla que se identifica con el Reino de Dios, semilla pequeña y diminuta como el grano de mostaza, que sembrada en el surco de la oscuridad del surco, un día se hizo planta en esta tierra, de esa planta, que creció y un día se hizo arbusto , de ese arbusto que siguió creciendo y se hizo ese árbol fuerte y frondoso que ha comenzado a dar frutos, y uno de ellos es este que hoy contemplamos, Nuestra Conferencia Eclesial Amazónica . Necesitó descubrir esa idea escogida por el Espíritu de Dios, de saber como siempre lo ha hecho, que la fuerza reside en los pequeño , en lo humilde, en lo sencillo, en esas periferias olvidadas, marginadas y excluidas por los poderosos de este mundo pero acariciadas por un Dios Padre que rompe cálculos humanos y desbaratar planes de inteligentes y doctos.
Creo que esta Conferencia estaba en los sueños de Dios y de su Espíritu, que nos descubrió ya en el Concilio Vaticano II, la Iglesia es pueblo de Dios que debe caminar unido por los caminos del Espíritu , y sopló fuerte entonces y sopla fuerte ahora, para renovar una Iglesia que ciertamente tiene el peligro de anquilosarse y la amenaza de oxidarse cuando olvida su verdadera identidad para lo cual Cristo la fundó , por ello a lo largo de la historia el Espiritu divino hizo surgir los profetas que recordaran a su pueblo cual debe ser su camino, y despertó sus mentes para ser una Iglesia en salida ,misionera, y profética, respondiendo a su propia naturaleza y al mandato misionero de su fundador, Una Iglesia sinodal y en comunión respondiendo a lo que Jesús nos enseñó con su vida y su palabra, caminando juntos, escuchando al Espíritu juntos, discerniendo según el Espíritu juntos, y soñando juntos como cuerpo donde cada miembro de este cuerpo, se siente unido formando un solo ser, con distintas funciones en él, con un solo corazón y una sola alma, donde el amor a la Iglesia nos exige amar por encima de las diferencias y reconocernos hermanos, hijos de un mismo Padre por encima del color, lengua, raza o sexo .
Creo que esta Conferencia responderá a los grandes Retos que la Amazonia tiene hoy , abrir nuevos caminos de evangelización y enseñar y ayudar a cuidar la tierra con el cariño de un jardinero que busca la belleza del jardín y de las flores, y el cuidado de una madre que acaricia a sus hijos más necesitados y enfermos. Viendo que siempre es posible regenerar lo destruido de la hermosura deformada por la codicia humana a través de una ecología integral.
Creo que la Conferencia Eclesial acogerá las voces ancestrales de los pueblos y culturas, escuchará la sabiduría de los sacha runas , del mestizo y el afro que viven entre ríos y montañas de esta tierra, para expresar su fe a un Dios Creador padre y madre de todos, con una liturgia en que el evangelio inculturado se encarna en esta Amazonia dando un nuevo sabor y olor a la manifestación religiosa de su fe y de su culto.
Una Conferencia que responderá a un mejor servicio eclesial , con nuevos ministerios y una formación de los futuros pastores, para como nos recuerda el Papa Francisco en su exportación Querida Amazonia , tener dentro de la Catolicidad de la Iglesia un nuevo rostro eclesial amazónico. Con un mismo credo que nos une y una nueva esperanza que nos sostiene.
Son cinco años desde que el Papa Francisco nos regaló su gran encíclica “Laudato Si” para responder al grave deterioro de la madre tierra, fruto de esta encíclica surgió como fruto de ella, el Sínodo Amazónico con su exhortación apostólica “Querida Amazonia. Hoy, fruto de este Sínodo Amazónico nos ha llegado el primer fruto , La Conferencia Eclesial Amazónica que la Pandemia que sufrimos no ha podido pararlo, fruto de una sinergia de esfuerzos conjuntados que han caminado unidos, como la REPAM ( Red Eclesial Amazónica ) brazo derecho del Sínodo y post Sínodo y las instancias de organizaciones eclesiales como la CLAR o la CARITAS ALyC Y OTRAS . Este Organismo nace al servicio de la Misión de una Iglesia amparada en el marco de articulación con el CELAM, que hoy extiende la mano a esta región del continente americano , el bioma Amazónico, el cual seguirá siendo referente para el mundo no solo para una ecología integral ,sino también para una nueva evangelización .Solo nos queda decir una palabra a nuestro Padre Creador como S. Francisco : Laudato Si . El nos acompaña en esta caminata junto a Maria la madre de la Iglesia ,primera misionera, como ella salimos presurosos de nuestro Nazaret para llevar a todos ese Magnificat reconociendo la misericordia de Dios para con nosotros.