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Hombres nuevos para nuevos tiempos

febrero 14, 2023

Estamos viviendo nuevos tiempos, nueva época como diría el documento de Aparecida, un mundo entre el deseo de vivir unidos como pueblo de Dios que camina bajo el mismo Espíritu sinodal y los grandes desafíos, ante la fragmentación que produce la violencia que sacude nuestro mundo, el reclamo de justicia y paz que piden los pueblos, la falta de firmeza y orientación que sufren las jóvenes generaciones ante las falsas felicidades que ofrece un mundo liquido queriendo dar gusto al consumidor, alimentando el hedonismo, la codicia y falto de moral, como que todo vale.

El eslogan que escogíamos desde la palabra del Evangelio para este nuevo año pastoral era : “A VINO NUEVO, ODRES NUEVOS” Mc.2,22 recordando las palabras de Jesús ante la pregunta de los discípulos de juan Bautista.¿porque no ayunan tus discípulos como los escribas y nosotros? los discípulos de Jesús no ayunaban y Jesús les dirá “¿ Sería bueno que los compañeros del novio anden tristes cuando el novio este con ellos”?. Mt.9,15 .Mientras los amigos están con el novio no hay tristeza, Jesús es el novio, El es el vino nuevo del evangelio que debemos echar en vasijas nuevas. Esto requiere que seamos vasijas nuevas en nuestro vivir ,También nos dice Jesús : días vendrán en que se les quitará el novio y entonces ayunarán. ¿En que tiempo estamos ?

Cada día es más frecuente, que las noticias que escuchamos hoy, se nos hacen viejas mañana, no sabemos vivir el presente, vivimos en una carrera acelerada, donde la reflexión de la escucha pareciera que queda vacía para discernir antes de actuar, vivimos una cultura de la prisa no dándonos cuenta que el tiempo debe ser nuestro ante la vida que pasa, nos falta el saber detenernos para contemplar, contemplación para aprender de aquello que contemplamos, lo cual nos llevará a un actuar responsable y acertado, debemos saborear como buen catador de vino para ir descubriendo y discerniendo lo que vale la pena beber, lo que vale la pena vivir, lo que vale la pena hacer.

Debemos no perder el sabor del vino nuevo, no perder al novio que camina con nosotros. Eso es, vivir siempre en la Esperanza que Jesús es para nosotros, es caminar siempre con El , es Esperanza que debe ser la Iglesia de Jesús para todos, Esperanza que se hace realidad por la fe y el amor , que es capaz de cambiar el agua en vino , la tristeza en alegría , la debilidad en fortaleza y la cobardía en valentía, que es luz en la oscuridad.

La buena noticia del evangelio se hace nueva para muchos que no la han vivido, hasta descubrir que es la hermosura siempre antigua y siempre nueva que dice S.Agustin ,:” tarde te amé hermosura tan antigua y siempre nueva ,tu estabas dentro de mí y yo fuera, y así por fuera te buscaba“ Jesús en su palabra es la eterna novedad ,su evangelio debe ser cada día ,buena y nueva noticia para todos. Dentro de los corazones debemos sembrar la verdad¿ Está Jesús dentro de nosotros con su palabra?

Contemplamos un mundo que da la espalda a Dios, se contenta con mirar por fuera, pero también hay otro mundo que descubre en su interior la riqueza de la bondad y la misericordia divina ,que contempla un Espíritu renovador que trasforma, y quiere ser un hombre nuevo , hombres y mujeres guiados por el Espíritu que contemplan y siembran como misioneros saliendo de si para hacer de su vida una entrega a Dios en los mas pobres.

La Iglesia Sinodal que hoy quiere vivir la Iglesia, es la Iglesia renovada , una iglesia en salida, misionera , una iglesia caminando en fraternidad, una Iglesia comunidad que se basa en los tres elementos que el Papa Francisco nos decía :Comunión Participación y Misión , en ellos se sostiene el Espíritu Sinodal, y nuestro evangelizar debe tener estos ingredientes, para que en verdad el Reino de Dios que Jesús nos pidió construir en esta tierra, crezca y llegue a todos, los de cerca y los de lejos.” He venido para que todos tengan vida y vida en plenitud.”Jn.10,10.

Por ello hoy debemos ser conscientes que cada cristiano debe tener el vino nuevo y ser el odre nuevo del que pueda ofrecer a todos los sedientos de vida nueva. Cuando preguntamos a los jóvenes ¿quieren cambiar esta sociedad vieja en una sociedad nueva? Dicen un rotundo SI.

Solo siendo hombres nuevos podremos hacer una sociedad nueva, lo que implica una conversión permanente, solo con la fuerza del espíritu divino podremos hacer la conversión, pidámosle la sabiduría del Espíritu y la fortaleza de la humanidad para hacerlo.