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Queridos jóvenes estudiantes que hoy después del largo camino de aprender en el colegio, se os declara que sois bachilleres para iniciar una nueva etapa universitaria o un trabajo profesional.
¡Ya no eres aquel niño juguetón o revoltoso, aquel niño tímido y callado o aquel adolescente curioso y soñador!
Dicen que todos en el fondo de nuestro ser, llevamos dentro un niño, dicen que en los primeros años, es donde más se aprende y desarrolla el cerebro, donde más cariño se recibe, hay cosas que nunca se olvidan. ¡Qué años aquellos donde fuimos mimados y queridos desde los primeros años de tu infancia, donde tus padres seguían soñando contigo en que crecieras y aprendieras muchas cosas!
Hiciste amigos en la escuela y el colegio, empezaste a tener ilusiones y deseos por conquistar, pasaron maestros por tus aulas que fueron sembrando nuevos conocimientos y sentimientos en tu mente y corazón, se abrió una página en blanco que fuiste escribiendo y llenando como el libro de tu vida.
¡Hoy eres joven! y en los jóvenes ponemos los mayores nuestra esperanza, como los padres sus sueños en sus hijos. Hace unos días me fui a un monasterio en la altura de la sierra ecuatoriana, desde él se contemplaba todo un valle en movimiento, un bello paisaje y en la noche, lleno de luces se mostraban un nuevo paisaje diferente pero igualmente bello, como las estrellas en la noche, recordaba, es la noche y la gente duerme y descansa, mientras las luces siguen luciendo en la oscuridad siempre en el día o en la noche de la vida podemos ser un bello paisaje para contemplar; escribía, es tiempo de soñar, hay que soñar con Dios, porque los sueños de los hombres no siempre se cumplen, pero los sueños con Dios siempre se hacen realidad.
Hoy queridos jóvenes os invito a seguir soñando, sabemos que vuestro corazón y vuestra mente está llena de ilusiones y sueños que queréis hacerlos realidad, terminar una carrera, quizá formar un hogar o servir de otra manera a la comunidad, allá donde Dios con su Espíritu nos pida, porque lo importante no es solo soñar sino hacer que los sueños se hagan realidad, que ese amor que llevas en tu corazón, esa esperanza y las ganas de trabajar por construir un mundo mejor nunca las dejes apagar.
Ahora viene la universidad, un mundo diferente, nuevos amigos, nuevos profesores, nuevo entorno, pero el fin el mismo, construir en tu interior ese hombre o mujer valiosos lleno de ciencia y virtud. Nunca pierdas la ilusión que nace en tu interior.No olvides para que tus sueños puedan hacerse realidad sueña con Dios, Él te acompaña, Él te inspira, Él te protege, Él es tu amigo fiel que camina contigo. Los sueños de Dios se cumplen y su amor dura por siempre.
Al culminar tus estudios en el colegio, es el momento de echar una mirada en tu camino hacia atrás y agradecer a cuantos en el trayecto te extendieron la mano para llegar hasta aquí. Agradecer primero a Dios por la vida que te dio y hoy te la sostiene, a pesar de la pandemia que nos rodea, muchos cayeron en el camino, tu vives y tienes posibilidad de continuar haciendo futuro, dale gracias a Dios por haberte dado un corazón para amar y una inteligencia para aprender. Por haberte dado la fe, que desafía a toda tormenta o amenaza y que seguirán apareciendo en tu vida. Sé fuerte en la fe confiando más en Él que en ti mismo.
Da gracias a tus padres que se sacrificaron tanto desde tu nacimiento hasta llegar a la meta que hoy ven cristalizada, te dieron amor, estímulo, ánimo y consejo en los momentos difíciles de tu infancia, adolescencia e inicios de tu juventud. Ellos siguen soñando porque sus hijos sean grandes hombres o mujeres del mañana, profesionales bien formados, responsables y honestos. Ellos son apoyo para que no se apague la luz de tu ilusión. Da gracias a tu colegio con sus maestros que en el proceso de tu formación dejaron caer la semilla del conocimiento, para que la sabiduría humana aprendida de frutos; y no solo conocimiento sino también valores del espíritu, reflexiones cristianas de las misioneras que regentan este colegio, consejos y ejemplo, todo se fue conjugando en tu caminar dando luz y fuerza a tu vida.
La palabra clave para expresar en este momento es: ¡¡ GRACIAS ¡¡ Que Dios bendiga vuestras vidas y vuestros sueños, sigue luchando con valentía porque de los que lucha por conseguir sus sueños, alcanzarán sus triunfos, nunca te desamines, cuando te sientas solo o sin fuerzas, acude a Dios, es quien aparta las piedras del camino, las malas compañías o los vicios que te ofrezcan en tu nuevo camino. Busca siempre la virtud, aunque te cueste, vale más escalar con sacrificio, que quedarse caído por un placer pasajero.
Que la Virgen María ejemplo como amiga y como Madre te proteja y acompañe.
Tres palabras para tu nueva etapa: Soñar, Perseverar, Servir. Soñar con el futuro, perseverar en el presente y servir siempre. Como Jesús que nos dice: he venido no para que me sirvan sino para servir.
Felicitaciones la vida sigue, vívela como Dios te pide. Amén.