Una mesa para compartir una cruz para contemplar una tumba vacía para creer
Queridos sacerdotes y queridos hermanos y hermanas:
Esta noche celebramos un año más dentro de las celebraciones de Semana Santa la Misa Crismal, el año pasado lo hacíamos por motivo de la pandemia sin pueblo, con las puertas cerradas ,pero la pandemia no puede impedir vivir la comunión eclesial y sacerdotal de nuestra Iglesia .
Es por ello que damos gracias a Dios por que nos regala la vida para poder celebrar su sacerdocio del cual participamos todos. De manera especial con esa vocación sacerdotal que como toda vocación tiene su origen en el amor servicial que nos enseña Jesús. Este año como en años pasados han venido algunos sacerdotes, y seminaristas para ayudarnos en esta semana santa especial en aquellos lugares donde no podemos avanzar para que nuestras comunidades también del interior tengan la presencia viva de Cristo en estos días tan singulares . Por ello queremos recordar a los que están dentro de la selva en los distintos puestos de misión y sentirnos unidos también a ellos.
Cada semana Santa recordamos los grandes misterios de nuestra fe, en especial en el triduo pascual de Jueves santo viernes santo y domingo de Resurrección , tres días en los cuales el protagonista es Jesús sacerdote. Por ello hoy al reunirnos los sacerdotes en esta misa crismal no solo vamos a consagrar el santo crisma y bendecir los santos oleos que servirán de signo y fortaleza del espíritu para nuestros feligreses a través de los sacramentos.
Sino sobre todo hoy celebramos el gran regalo del sacerdocio . los sacerdotes que recibimos este gran regalo que Jesús dejo a su Iglesia el día de jueves santo, somos conscientes que nuestro ministerio es necesario para alimentar la fe de nuestro pueblo, sabemos que no hay eucaristía sin sacerdote. Pero tampoco hay la iglesia de Jesús sin comunión sacerdotal.
Por ello al renovar hoy nuestras promesas sacerdotales, renovamos un compromiso de trabajar en comunión del presbiterio con su obispo y del obispo con su presbiterio y con su pueblo. La comunión que es vivir la unidad, un requisito que Jesús en su evangelio pidió a sus discípulos en su oración sacerdotal “que todos sean uno como tu padre y yo somos uno, para que el mundo crea “ (Jn 17,21 )Esa unidad en la Iglesia empieza en la comunión con Jesús , sin él nada podemos hacer
La división es el peor mal que puede haber en una sociedad y también en la Iglesia . la división es obra del enemigo, del diablo, que busca destruir, como diría Jesús un reino dividido va a la ruina.
Hay muchos peligros y amenazas de división en la Iglesia Católica, ha sido una táctica a lo largo de toda la historia de los que no viven en comunión con Cristo y su Iglesia, de aquellos como decía el Papa Francisco se sienten como hacendados o patrones de la hacienda :” vivan en comunión con Cristo y con su gente . El aislamiento de la gracia y de la historia produce incapacidad , el que que desea con su soberbia y prepotencia imponerse en vez de obedecer y servir con humildad se equivoca . es Mejor ir despacio y con tropiezos pero todos juntos , que deprisa y buscando exitos de eficacia pero dejando gente marginada y escandalizada por nuestro mal actuar. Por ello la Iglesia pide a los sacerdotes una promesa de obediencia al obispo, representante del Papa y de Cristo cabeza, promesa que hoy renovaremos como sacerdotes, que nos ayuda a ser humildes y fraternos
Como diría el Sto. Cura de Ars : el sacerdote no es sacerdote para si mismo sino para los demás. Debiéramos preguntarnos queridos sacerdotes y seminaristas ¿a quién sigo yo? a un proyecto personal como el que quiere alcanzar la meta de un proyecto profesional, ser médico o ser abogado (quiero ser cura) o a una persona, Jesucristo, a quien debo seguir e imitar .
En la primera lectura de hoy el profeta Isaías nos invita a contemplar a Jesús que como él el Señor nos ha ungido y nos ha enviado a llevar la buena noticia a los que sufren” Is 61,1-3 y va desarrollando donde esta esos sufrientes: los pobres , los corazones desgarrados, los cautivos los afligidos. Hoy nuestro mundo con la pandemia está sufrido y afligido, nos desborda la enfermedad hospitales colapsados, familias desgarradas por las muertes de sus miembros. obispos sacerdotes y laicos han fallecido en este camino de dolor y estos días se recrudece con una nueva fase del virus.
Debemos intensificar nuestra oración a Dios por el fin de esta pandemia y ser responsables en el saber cuidarnos y cumpliendo con las normas de bioseguridad.
1.-Hoy nuestro mundo necesita sacerdotes santos , la santidad es vocación universal de laicos y consagrados , muchas son las palabras que el Papa nos ha dado en los encuentros de sus viajes con sacerdotes, consagrados y seminaristas. En todos ellos nos invita a entroncar nuestra vida en Jesús , mirarle a él como el santo cura de Ars”” yo le miro y el me mira” , y orar . sacerdote que no ora no puede perseverar en su si . la oración y la celebración de la eucaristía es el pozo donde sacamos fuerza para resistir al activismo en que podemos caer vaciándonos y olvidando el verdadero cimiento de nuestro servicio y así permanecer fieles. no paralizarse ante la intensidad y perplejidad de los cambios que como sociedad estamos atravesando y mas en este tiempo de pandemia.
2.-Vivir la sinodalidad característica fundamental en este tiempo en que vivimos , ser una Iglesia misionera en salida pero juntos con el pueblo , participativa y fraterna . el sínodo amazónico nos lo recordara en su cap.V en pedir una conversión sinodal.” fortaleciendo la cultura de dialogo, de escucha reciproca, de discernimiento espiritual, de consenso y comunión para encontrar espacios y modos de decisión conjunta y responder a los desafíos pastorales,”DF nº 88 Sínodo Amazónico. Por ello la estructura eclesial de los Consejos pastorales a los que hay que consultar y escuchar.
El Papa pidió sacerdotes cercanos, como Jesús, predicadores callejeros. Cuando la gente dice de un sacerdote que «es cercano» suele resaltar dos cosas: la primera es que «siempre está» (contra el que «nunca está»: «Ya sé, padre, que usted está muy ocupado», suelen decir).y que sabe escuchar.
Como sacerdotes, somos testigos y ministros de la Misericordia siempre más grande de nuestro Padre; tenemos la dulce y confortadora tarea de encarnarla, como hizo Jesús, que «pasó haciendo el bien» (Hch 10,38)
Somos hermanos sacerdotes, administradores de la misericordia divina, cuando nuestro pueblo necesita el perdón de sus pecados y busca la reconciliación debemos estar prestos sin que nos lo pidan a dar el espacio para confesar.
A ustedes pueblo de Dios decirles,somos una Iglesia necesitada de sacerdotes, agradecemos a las diocesis que nos colaboran con sus sacerdotes ,necesitamos sacerdotes propios de esta tierra , los sacerdotes no caen del cielo ,nacen de nuestras comunidades y familias, Jesus decía :la mies es mucha los obreros pocos , oren al dueño de la mies que envie obreros. Debemos rezar para que tengamos buenos y suficientes sacerdotes, rezen por los que tienen ahora y rezar por los que se están preparando para serlo, por los seminaristas . Estamos contentos de tener seminaristas en el seminario mayor y en el menor , les felicitamos y a las madres sacerdotales por su apoyo. El pueblo que quiera sacerdotes santos y virtuosos debe rezar por sus pastores .
También queremos felicitar a nuestros sacerdotes misioneros por su fidelidad , animarles a que sigan siendo sacerdotes fieles miren por el pueblo de Dios que se les ha encomendado, por su entrega generosa y su testimonio , gracias por sus desvelos, por su respuesta generosa en la formación permanente, por su presencia en los retiros espirituales .
Que Dios bendiga nuestro sacerdocio que llevamos como en frágiles vasijas de barro que hay que cuidar y alimentar, Cristo buen pastor sea siempre nuestra fuerza y nuestro descanso donde recuperemos nuestras fuerzas como en aquel pozo de Sicar , volvamos al primer amor donde Dios nos llamó con tanto cariño y ternura y que hoy renovemos nuestro Si a El y a su Iglesia . que la Virgen María madre de los sacerdotes nos acompañe y nos proteja de tantos peligros y sepamos imitarla en su fidelidad . en esta Semana Santa nos fijemos en los tres símbolos que deben llenar nuestra vida .
Una mesa para compartir en la Eucaristia, una cruz que contemplar para orar y una tumba vacia para anunciar que Cristo resucitó y vive entre nosotros y debemos anunciarlo a los demás con nuestra alegría .