Partía el Sr. Obispo Mons. Rafael acompañado de Sor María Martín a las comunidades indígenas del interior selvático, específicamente a Pakayacu y Sarayacu.
En el puerto de Canelos, por donde recorre el río Bobonaza nos esperaba con la barca de Moisés, el hijo del Catequista Sabino; muy puntual con su hermano Roberto y su hijito Nicolás. Partimos río abajo hasta la comunidad de Pakayacu, al llegar nos esperaba la Hna. Rosa y el catequista Sabino quienes se encargaron de enseñarnos el templo que habían preparado para las ceremonias de los sacramentos, con sus arcos de hoja de palma trenzada una verdadera filigrana.
Se confesaron algunos adultos como quienes faltaban prepararse para recibir los sacramentos de la primera comunión y confirmación. Lo mismo haríamos al día siguiente en la mañana.
El primer día tuvimos la fiesta de los Bautismos, que fueron 15 y las Primeras Comuniones 43. En la noche siguiente nos invitaron a participar en el compartir de la guayusa, una tradición ancestral (se despiertan a la madrugada a tomar esta bebida y narrar los sueños, a la vez que los papás hacen la Kamachina a los hijos, es decir, les dan consejos para la vida)
También estaban junto a los padres los jóvenes confirmados y les pedimos que los hijos jóvenes aconsejaran a sus padres, entre lo que manifestaron que los varones respeten más a las mamás y no maltraten a las mujeres, ya que generalmente el machismo está muy metido en estas culturas indígenas.
Al día siguiente celebramos la ceremonia solemne de las confirmaciones, con una liturgia intercultural, viniendo los jóvenes vestidos con sus atuendos típicos de su cultura en procesión y tocando los tambores. Después, al inicio de la misa tuvo lugar el acto de la “limpia”, ejercicio de purificación, el mismo que lo realizan pasando las ortigas sobre el cuerpo. Se confirmaron 38 personas.
Posterior a la solemne ceremonia se culminó con un almuerzo, denominado “Camari”, comiendo todos juntos en la cabaña grande que el Catequista Sabino construyó junto a su casa y que la bendecimos. Así, culminábamos la ceremonia de los sacramentos en Pakayacu, comunidad de gente muy responsable y acogedora; queremos resaltar la buena preparación de la celebración por parte del Catequista.
Felicitamos además a la comunidad por su participación en estas fiestas de visita del Obispo y recepción de sacramentos.
Es una de las comunidades con más población, contando con una unidad educativa de casi 500 alumnos.
En la tarde salimos rumbo a Sarayacu.
SACRAMENTOS EN SARAYACU
Llegábamos en la noche a Sarayacu ya que no fueron a buscarnos a la hora que habían anunciado, la generosidad del joven Yacu y su compañero permitió que se arriesguen, a pesar que ya estaba anocheciendo, para llevarnos hasta nuestro destino, navegando en medio de la obscuridad por el río Bobonaza con una noche nublada, hubiéramos querido que la luna saliera, pero perezosa no salió, más Dios nos protegió y arribamos sin novedad, además de la destreza de los canoeros. Allí nos esperaban las hermanas Rocío e Inés con una sopita caliente, y tras una ligera sobremesa fuimos descansar del día que había sido bastante movido.
A la mañana siguiente dimos un paseo por la comunidad, bajamos a la pista de aterrizaje que están reformando y que por el momento no está operable, por lo que no podríamos salir por avioneta sino en canoa por el río, luego regresamos a la misión para confesar a algunos padrinos de quienes en la tarde iban a recibir los sacramentos del bautismo y la primera comunión.
Se realizaron 22 bautizos y recibieron la primera comunión 29 personas. Todos estuvieron muy contentos porque coincidió con el día de su patrono San Antonio. Al terminar la eucaristía hicimos la procesión con el santo por la plaza del pueblo acompañados por su gente y autoridades, pidiéndole que siga protegiendo a Sarayacu. Posterior a esto, repasamos con los confirmandos la ceremonia y les hicimos una breve catequesis del sacramento.
Las Confirmaciones fueron en la mañana siguiente puesto que ese día por la tarde debíamos llegar de regreso a Puyo por los compromisos contraídos.
A los jóvenes les comunicamos que debían venir con sus atuendos típicos de su cultura, las mujeres lo cumplieron muy bien con sus caras pintadas con güito, mas los hombres no todos se esforzaron por lo mismo.
El Obispo en su homilía les recordó el significado de lo que suponía para un cristiano recibir la confirmación, que la Iglesia les reconociera adultos en la fe para dejarse guiar por el espíritu y dar testimonio de ella asumiendo un compromiso, también les recordó el Sínodo Amazónico que este año se celebrará en Roma y de la importancia del cuidado de la naturaleza y la defensa de su cultura y sus territorios.
Al final de la ceremonia de 29 confirmandos harían el compadrazgo, rito típico de su cultura, así terminábamos y enseguida bajamos al puerto, para tomar la canoa de regreso, esta vez tampoco nos cumplieron con la hora, con paciencia esperamos y gracias a una embarcación que llegaba de Teresa Mama rumbo a Canelos pudimos embarcarnos y regresar; tras un viaje largo por el río contra corriente y con el cauce bajo, lo que supuso un esfuerzo mayor, Noé puntero traía carne fresca de monte para vender y fuimos haciendo algunas paradas. Al final llegamos a Puerto Canelos donde tomamos una camioneta que nos trajo hasta Puyo. Dábamos gracias a Dios por haber cumplido la misión que nos propusimos.
La vida es misión y la misión es vida.