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DOMUND EUCARÍSTICO: LA EUCARISTÍA LLEVA A LA MISIÓN.

octubre 15, 2024

Al terminar El Congreso Eucarístico internacional en Ecuador, nos deja un sabor misionero, sabiendo que toda celebración Eucarística termina siendo enviados a llevar lo que hemos vivido en la misa, la Buena noticia del evangelio de Jesús: “vayan en Paz” La alegría del Señor sea nuestra fuerza, “Anunciad a todos la alegría del Señor resucitado” En el nombre del Señor podéis ir en paz más que una invitación es un mandato vayan y lleven la paz que han recibido.

El lema del Congreso: Fraternidad para sanar el mundo, fue el telón de fondo de todas las intervenciones, pudimos escuchar hermosas intervenciones y sentidos testimonios que nos hicieron ver La Eucaristía no solo como punto de llegada sino como punto de partida.

Acudimos a celebrar en comunidad lo más grande de nuestra fe, donde Cristo se hace entrega de amor, muriendo y resucitando, el gran misterio culmen de nuestra fe que celebramos en torno a una mesa, donde Cristo Eucaristía alimenta, con el pan de los fuertes y trasforma nuestras vidas en espíritu fraterno y misionero.

 La Eucaristía que se convierte en una fraternidad redimida en Cristo, una Fraternidad en que contemplamos el milagro que trasfigura nuestro corazón para trasfigurar el mundo. Eucaristía que trasforma, para salir de este encuentro diferentes a como entramos. De una fe personal a una fe comunitaria. Nos reconoce no solo como hijos de un Dios Padre, sino como hermanos, miembros de una misma Iglesia, familia que debemos amarnos y caminar juntos con una misma misión.

La Eucaristía que Evangeliza , santifica y nos hace evangelizadores, misioneros de la nueva vida en Cristo, La Alegría del Encuentro con Jesús eucaristía y con los hermanos que han compartido la misma fe y se han alimentado del mismo pan y bebido del mismo vino, nos convierte en hermanos  que no solo hemos recibido el amor de Dios para nosotros , sino que ese amor nos envía a multiplicarle, a  amar a esos hermanos heridos en nuestro mundo en que vivimos, a sanar esas heridas de un mundo que sufre , un mundo hambriento de amor y de esperanza , un mundo hambriento de paz y de justicia, un mundo que levanta sus manos  vacías  y heridas para llenarlas de vida. Hoy la Eucaristía nos pide ser una Iglesia samaritana que acoge y socorre este mundo herido.

La Eucaristía nos lanza   a salir y compartir nuestra fe vivida en fraternidad, la Eucaristía es una fuerza que trasforma, de una Iglesia anclada, cerrada en el culto o en los ritos a ser una Iglesia en salida misionera, comprometida con los pobres y necesitados de la tierra, con los olvidados, alejados y excluidos, a los que Jesús anunció que venía a traer su buena noticia:” El Espíritu del Señor está sobre mí, porque Él me ha ungido para llevar la Buena noticia a los pobres. Lc.4,18.

Cada uno de nosotros debemos ser esa buena noticia de Jesús que tantos hermanos en el mundo no conocen.

El Congreso Eucarístico nos ha enseñado que la Eucaristía nos hace una Iglesia misionera y sinodal, nos reconocernos como hermanos y como pueblo de Dios que camina unido, porque la Eucaristía nos reúne y nos une, como los granos de la espiga que se trasforman en el molino para hacerse un mismo pan, pan que se parte y se reparte.

Como cristianos misioneros nos convertimos en mensajeros de Jesús que manda a sus criados a invitar al banquete preparado.” Vayan a los cruces del camino e inviten a todos al banquete… Mt. 22,9. Jesús quiere ser nuestro alimento y habitar en nuestro corazón.

Cuando cada día el Señor nos regala un nuevo amanecer lleno de esperanza, no olvidemos que nuestro mundo en él nos espera y en el camino debemos dejar las huellas de amor que Jesús nos enseñó. La Eucaristía es el amor hecho alimento y compañía.” Yo soy el Pan de vida, quien coma de este pan vivirá siempre Jn.6,51. yo estaré con ustedes hasta el fin del mundo. Mt.28,20

Cristo misionero nos quiere misioneros, la Eucaristía nos hace misioneros, no olvidemos la Eucaristía punto de llegada y punto de partida, punto de llegada para alimentar nuestra fe punto de partida para compartirla.

Mons. Rafael Cob, Obispo de Puyo.