La palabra marcha nos trae a la mente muchas imágenes diferentes en las que podemos ver al final de la marcha resultados diferentes.
Una marcha donde se camina unidos como pueblo, donde todos nos debemos respetar y ayudar para hacer el camino como hermanos con paz y sosiego sin violencia, sembrando esperanza y alegría.
En la vida hay reclamos, hay reclamos que vienen de situaciones de injusticia y opresión, en los que se pide la paz cuando hay guerra y violencia, hay reclamos que vienen del sufrimiento cuando este es origen de la codicia o del egoísmo de unos en detrimento de muchos, cuando no hay equidad ni igualdad, cuando hay atropellos y no se respetan los derechos, hay reclamos que pueden ser justos a los que hay que escuchar y atender. Exigimos mis derechos pero muchas veces sin pensar que otros también tienen sus derechos, derechos a caminar libremente, derechos a vivir en paz.
Hay derechos que son universales como el derecho a la vida, hay derechos para buscar el bien común por encima de los intereses personales y particulares, los derechos de los pueblos que exige el sacrificio de todos.
En la indignación podemos levantar la voz con grito de pedir justicia pero, nunca levantar las armas de la destrucción y la violencia del enfrentamiento que traiga más injusticia y pobreza para el pueblo.
Dios nos dio una inteligencia para reflexionar y buscar soluciones por caminos de paz y de diálogo, no por la imposición de la fuerza y el enfrentamiento, la violencia engendra violencia lo hemos visto en tantas situaciones.
Hay marchas y marchas, distingamos de lo que es posible alcanzar cuando entendemos bien lo que debe ser una marcha del pueblo para exigir reclamos justos.
La salida a los conflictos se solucionan escuchando y dialogando, si a la marcha no al paro, estamos para caminar no para pararnos, si para hacer oír nuestros reclamos pero buscando el bien de todos.
Que Dios nos dé a todos la sabiduría para alcanzar los que todo el pueblo desea y necesita paz y trabajo.