UNGIDOS PARA LA MISMA MISIÓN DE CRISTO
Queridos hermanos sacerdotes, consagrados y fieles laicos.
Hoy celebramos esta eucaristía especial llamada misa crismal porque en ella consagramos el aceite del santo Crisma para ungir a las personas. Ya en el pueblo de Israel ungían a personas especiales escogidas por Dios para cumplir una misión especial para el pueblo, solo ungían a los sacerdotes, los profetas y los reyes.
Hoy las lecturas que hemos escuchado nos hablan de ser ungidos, tanto el profeta Isaías y después Jesús en su evangelio nos habla de ser ungidos por el Espíritu.
Jesús el día de jueves santo en la última cena instituyó este gran regalo del sacerdocio además de la Eucaristía, dos regalos inseparables, porque cuando instituye la Eucaristía termina diciendo:” haced esto en memoria mía” el milagro de la eucaristía reservado para hacerlo solo lo hacen los sacerdotes para alimentar a su pueblo que tanto necesita de la Eucaristía, el pan de los fuertes, el pan de vida.
El Espíritu del Señor esta sobre mí porque me ha ungido Is. 61,1 y Jesús repetirá en la sinagoga de Nazaret. El espíritu del Señor está sobre mi porque me ha ungido para llevar la buena nueva a los pobres, para liberar a los cautivos, para curar a los ciegos para dar libertad a los oprimidos y proclamar el año de gracia del Señor” y al final de esta cita dirá Jesús, “Hoy se acaba de cumplir este pasaje de la escritura que acabáis de oir” lc 4.18
Queridos sacerdotes hemos sido ungidos como sacerdotes el día de nuestra ordenación sacerdotal para cumplir la misma misión que Jesús, anunciar la buena nueva, liberar del mal, sanar las heridas, una misión importante, pero a la vez una misión difícil.
Ser ungidos es ser elegidos, escogidos para ser consagrados, para ser enviados, ser ungidos es una gracia de Dios, que no merecemos, es por pura gracia de Dios y nadie se puede arrogar por su cuenta ser sacerdote, es ser amados por Dios, la lectura del Apocalipsis nos dice: aquel que nos amó y nos purificó de nuestros pecados con su sangre y ha hecho de nosotros un reino de sacerdotes para su Dios y Padre” Ap.1,5
Queridos sacerdotes: ¿Cuánto valoramos nuestro sacerdocio? Queridos fieles ¿Cuánto valoráis tener un sacerdote en vuestra comunidad?
Decía el santo cura de Ars. El sacerdote Es el amor del corazón de Jesús, el sacerdote no es para sí mismo sino para el pueblo. La vocación sacerdotal como la vocación cristiana es servir por eso Jesús diría no he venido para que me sirvan sino para servir.mt.20,28. El servicio más grande y necesario que debe hacer el sacerdote para el pueblo es la celebración de la Eucaristía.
No hay crecimiento de comunidad cristiana sin eucaristía y no hay eucaristía sin sacerdote, ¿valoramos lo suficiente la celebración de la Eucaristía? ser sacerdote es una gran responsabilidad que exige de nosotros cuidar nuestro sacerdocio, mediante la oración y la fraternidad de los hermanos, no somos paracaidistas ni islas de un océano. Somos presbiterio, familia sacerdotal, todos nos necesitamos y debemos trabajar por construir esa fraternidad, debemos cultivar la comunión con el Obispo como pastor al que Dios nos ha confiado y le debemos obediencia promesa que hoy renovaremos, y comunión también con los hermanos sacerdotes en el presbiterio. Queridos sacerdotes quereros como hermanos.
Queridos fieles, tener un sacerdote es tener un gran tesoro y en nuestra Iglesia es como tocarle la lotería, pues diría Jesús: la mies es mucha pero los obreros son pocos, rueguen al dueño de la mies que envíe obreros a su mies “ mt. 9,35-38, y pocos son los sacerdotes en nuestra Iglesia misionera del VAP.
Debemos orar al Señor para que surjan nuevos sacerdotes en nuestra propia tierra amazónica. Su misión es servir como Jesús, pero como diría el Papa Francisco, el sacerdote no es un superhombre, es una persona que, como hombre, es tentado, se siente solo, sentirá el cansancio, somos vulnerables, frágiles, con sus virtudes y defectos necesitamos de ustedes como comunidad, cuantas comunidades desean tener un sacerdote y no le tienen, necesitamos orar por ellos para que sean fieles a sus compromisos con Dios y con la Iglesia.
Hoy renovaran sus promesas ante el obispo y el pueblo de Dios, oremos por ellos, el tesoro del sacerdocio es llevado entre sus manos como vasijas de barro que se pueden quebrar. Como nos recordara el apóstol Pablo: “con todo llevamos ese tesoro en vasos de barro para que esta fuerza soberana se vea como obra de Dios hoy nuestra (2Co.4,7 Nosotros como pueblo, debemos pedir a Dios por ellos para que sean fieles a sus compromisos, protegerles de los peligros y ayudarles en su labor pastoral parroquial.
Jesús nos dice que ha venido a liberar a los oprimidos, es otra gran tarea además de alimentar a la comunidad con la Eucaristía, también liberar de los males perdonando en nombre de Cristo los pecados que esclavizan al ser humano. gran poder que Dios le confía al sacerdote.
También la misión encomendada es ante todo llevar y predicar la buena noticia a todos los pueblos, con un corazón misionero y construyendo una Iglesia misionera, una Iglesia en salida, para ello nuestra Iglesia invita a participar en nuestras parroquias a los laicos a ser misioneros a través de las SMP.
Quisiera recordar que tenemos un presbiterio muy joven, lo cual puede ser una fortaleza para la creatividad y la fuerza necesaria para hacer el camino de misionero ad gentes y construir una iglesia renovada, pero también en el clero joven es una debilidad carecer de la suficiente madurez y experiencia de un adulto por carecer de experiencia y madurez difícil saber calcular los peligros nos falta adquirir la sabiduría y la prudencia en el trabajo pastoral sacerdotal, para dar una mayor calidad de servicio religioso, de entender los riesgos y desafíos que el sacerdote tiene en la vida. Por ello queridos sacerdotes dejaos ayudar, nadie nace sabiéndolo todo, se aprende día a día y cuando necesites ayuda pídanla, el preguntar es de sabios para saber arriesgar.
Finalmente felicitaros queridos sacerdotes por vuestra entrega generosa, felicitaros por vuestro servicio a las comunidades y parroquias, felicitaros por trabajar en equipo, aunque nos cueste morir a nuestro yo para construir el nosotros, caminar siempre juntos como iglesia sinodal y fraterna, sin caer en un activismo que os lleve a olvidaros del cuidado a vosotros mismos y a los hermanos del presbiterio que también necesitamos.
Finalmente es necesario pediros la virtud de la docilidad para saber obedecer, pediros compartir para que vivamos la solidaridad fraterna, sacrificio y generosidad para vivir la castidad. quien se enamora de Cristo y pone la mano en el arado no debe volver la vista atrás, nos lo recuerda Jesús: Nadie que pone la mano en el arado y vuele la vista atrás no es apto para el Reino de Dios.” lc.9,62. Solo el enamorado de Dios puede conseguirlo, porque Dios siempre es fiel a pesar de nuestras infidelidades, y dirá Pablo:” te basta mi gracia”IICor. 12,8. Que Dios os bendiga y a ustedes queridos consagrados y laicos oren por sus sacerdotes y sigamos juntos haciendo una Iglesia misionera fraterna y sinodal.
Por Mons. Rafae Cob, Obispo de Puyo