Saltar al contenido

DESPIERTA HUMANIDAD, TU CASA ESTÁ ARDIENDO, CORRE PARA APAGARLA.

octubre 5, 2023

Como no dar gracias a Dios por la herencia que nos regaló, esta tierra para que en ella vivamos y la cuidemos, como no alabar a Dios por tanta hermosura natural creada por este Dios que ama y desea que también amemos lo que él ha creado.

Como no dar gracias a Dios por tener una voz profética como la del Papa Francisco, que nos invitó en su encíclica Laudato Sí a ser como San Francisco de Asís, alabar al Señor por la creación, donde nos ayudaba a ver que todo está Inter ligado y que todos debemos ser corresponsables del cuidado de la Casa Común para hacer frente a las amenazas que se vieron en el horizonte como tormentas destructivas que pueden traer graves consecuencias para todo el mundo.

Hoy vuelve el profeta Francisco con su exhortación Laudate Deum a decirnos que aquellas tormentas amenazantes se están convirtiendo en una realidad destructiva ante el calentamiento global que padece nuestra casa común.

Vuelve como padre de familia a decirnos que los peligros que veíamos están acechando a la puerta y no ha tiempo que perder. Las crisis globales exigen también una respuesta global. Hay gente que quiere mirar a otro lado y no ver la triste realidad, hay gente necia que quiere ser ciega ante la evidencia, de seguir así nos vamos al precipicio.

 Debemos frenar la marcha. No nos sirve una tecnología que se enorgullece de un progreso que no salva a la humanidad, que nos desvía de la auténtica verdad, de un afán de poder y ambición que no sirve a los más pobres que son la mayoría de nuestro mundo, como dice el Papa Francisco debemos repensar en el uso del poder.

Alabamos a Dios porque Dios nos dio una naturaleza maravillosa y nosotros nos creemos que podemos superar la sabiduría divina desnaturalizando lo que Dios creó.

No olvidemos somos solo administradores de lo que se nos ha confiado y no dueños de la tierra para hace de ella a nuestro antojo como que fuera un juguete para divertirnos o entretenernos, cuando la casa arde en llamas no podemos menos que correr para apagarla con urgencia antes que las llamas la devoren.

La seria advertencia está hecha, nadie podrá decir no nos dijeron, no nos equivoquemos la aceleración de esta época que nos toca vivir exige una fuerza común para pararla.

Que Dios mueva las voluntades de todos para hacer el bien y evitar el mal, Dios nos creó con una conciencia para discernir lo que mejor nos conviene. La Iglesia que Jesús fundo es misionera para salir al encuentro del hermano y darle la buena noticia, de que para el que cree todo es posible, Jesús nos lo dijo, ¿Hagamos realidad su palabra, sembremos esperanza y amor solidario, construyamos paz y fraternidad para este mundo enfermo?.

Alcemos la voz profética en defensa de la justicia de la que fluye la paz, nunca indiferentes ante la vulneración de los derechos que traen la muerte, somos defensores de la vida y la vida es un don sagrado de Dios, nadie está autorizado a quitar la vida. la vida humana y la vida de esta tierra que es también imprescindible para sobre vivir. 

Los poderosos de la tierra no pueden hacerse sordos a los gritos de los pobres de esta tierra que muere de sed, ni ciegos ante no ya lo que fueron amenazas sino las consecuencias de una realidad que palpamos y cuyo origen es la irresponsabilidad de una humanidad que no ha hecho el trabajo que debía hacer.  Como dice el Papa Francisco no nos endiosemos queriendo ocupar el lugar de Dios porque sería el peor peligro para el hombre mismo. Antes bien alabemos a Dios que ha sido bueno con nosotros.

Escrito por Monseñor. Rafael Cob, Obispo del VAP.