
Queridos hermanos laicos de los consejos pastorales parroquiales, consagrados y sacerdotes, hoy un año más nos reunimos como pueblo de Dios en esta celebración de la misa crismal una misa que además de bendecir y consagrar el óleo de salvación tenemos la renovación de las promesas por parte de los que un día recibimos el orden sacerdotal.
Estamos viviendo este año jubilar de la esperanza y todavía está caliente la doctrina del Sínodo de la sinodalidad con un gran desafío de ponerlo en práctica. Quisiera en este día recordarnos que todos participamos del orden sacerdotal de Cristo de diferentes maneras, el sacerdocio común de los bautizados y el sacerdocio ministerial de los sacerdotes.

La doctrina del Sínodo nos habla de los cristianos llamados a hacer fructificar los dones que el Espíritu concede con vistas al testimonio y al anuncio del evangelio. A cada uno se le es dada una manifestación particular del Espíritu para el bien común.
Igualmente dice: Como todos los ministerios de la Iglesia, el episcopado, el presbiterado y el diaconado, están al servicio del anuncio el evangelio y de la edificación de la comunidad eclesial.
La tarea del obispo es presidir una iglesia local como principio visible de unidad en su interior y vinculo de comunión con todas las Iglesias. Trabajando con los presbíteros y los diáconos, corresponsables con él del servicio ministerial de la iglesia local.

Por ello queremos que esta celebración sea reflejo de la vida comunión y unidad, de una iglesia sinodal. los sacerdotes Estamos llamados a vivir la fraternidad presbiteral y a caminar juntos en el servicio pastoral.
Por ello hoy es el día de agradecer a Dios por los sacerdotes que colaboran en nuestras parroquias tanto los diocesanos como los de otras congregaciones o venidos de otras diócesis. Nada fácil hoy, poder contar con sacerdotes y vocaciones sacerdotales o consagradas en medio de un mundo que no favorece vivir los valores evangélicos de la pobreza castidad y obediencia que Jesús vivió y se nos pide vivir a los que nos queremos identificarnos con Cristo buen pastor.
Se escuchan las dificultades que los sacerdotes o consagrados encuentran y algunas deserciones de sacerdotes que abandonan su ministerio. Sensación de aislamiento o soledad, y sentirse abrumados por las exigencias de atender todas las necesidades.

Se requiere llevar una vida más profunda en la vida espiritual y de oración, un abrirse más a la confianza y relación con sus hermanos, un no dejarse arrastrar por las redes sociales que constantemente bombardean y nos aíslan de los otros, no dejarse llevar por el dinero y por el afán de acumular más que de compartir. Dejarse ayudar por los laicos, vencer el clericalismo de hacer sin consultar o compartir con la comunidad en vez de hacer una Iglesia más ministerial y menos clerical.
Por todo lo cual querido pueblo de Dios oren por sus sacerdotes que llevan el tesoro de su sacerdocio en vasijas de barro que se pueden quebrar, oren para que sean fieles a sus compromisos que hoy renovaran.
Y debemos pensar con perspectiva de futuro y esperanza, por ello la tarea de las vocaciones sacerdotales y los seminarios, lugares para formarse y discernir los jóvenes su vocación, decimos que los sacerdotes no caen del cielo, sino que salen de nuestras familias y comunidades responsables, todos debiéramos pensar que un día alguien nos ha de sustituir en nuestras parroquias, el tiempo pasa y nosotros con él, por ello la oración y preocupación por nuestros seminaristas. ¿A cuántos jóvenes hemos propuesto seguir a Cristo siendo misioneros o misioneras? ¿Los animamos, les cuestionamos, rezamos para que haya un si generoso para la misión? Contamos gracias a Dios con dos seminarios para adolescentes y jóvenes con inquietud vocacional, donde se forman los futuros pastores de nuestra Iglesia. Gracias queridos seminaristas por vuestro esfuerzo de perseverar y a los formadores de estos jóvenes.

Todos somos corresponsables debemos hacer un discernimiento eclesial en el espíritu y ser protagonistas de estos procesos eclesiales que ya en nuestra Iglesia hace tiempo se da a través de los espacios y estructuras pastorales, como Asambleas, Consejos parroquiales etc. Somos peregrinos que caminamos con esperanza, la primera semana de mayo tenderemos un encuentro nacional de seminaristas del Ecuador, aprovechemos para vivir y apoyar estos eventos.
No olvidemos la vida es misión y la misión es vida todos estamos llamados a ser misioneros, es decir dispuestos a caminar para llevar la buena noticia del evangelio e Jesús. Jesús que nos invita a remar mar adentro y echar las redes, y sus discípulos cosecharon una pesca abundante.
Que pongamos nuestra mirada también en María la mujer fiel que se fía de la palabra de Dios, y hace su entrega con aquellas palabras “hágase en mi según tu palabra, pidamos que nosotros seamos dóciles al Espíritu, sepamos interpretar los signos de los tiempos y respondamos a los desafíos que hoy tiene nuestra Iglesia.

Regresemos a nuestras parroquias a vivir con alegría e intensidad estos días de Semana Santa el pueblo espera no les defraudemos. El Vicariato de Puyo quiere seguir siendo una Iglesia Misionera, fraterna y sinodal. El Testimonio es el que convence seamos testigos de la bendición de Dios.
Mons. Rafael Cob, Obispo de Puyo.