Hace algunas semanas después de visitar a mis amigos los monjes de la trapa en Salcedo, escribí una semblanza de lo que sentí ese día en el monasterio, titulado : bendito monasterio de silencio y de alabanza .
En este día de la Santísima Trinidad, la Iglesia nos invita a orar por la vida contemplativa , con la jornada “pro-orantibus” con el lema tan bonito : “Cerca de Dios y del dolor del mundo.”
Pareciera como algo contradictorio, los que se alejan del mundo por opción para vivir su santidad, hoy son los más cercanos del dolor del mundo . me viene lo que decía Jesús pidiendo a su Padre por sus discípulos estar en el mundo sin ser del mundo que difícil cumplirlo cuando te rodea la corriente de las mundanidades,
La presencia del monasterio en el mundo ,es estar en el mundo de diferente manera. Es una presencia distinta y diferente de la que el mundo piensa, y ni se imagina la fuerza que tiene la oración de un monasterio por un mundo enfermo en el cuerpo o en el alma, cuyas heridas abiertas sangran y hay que cicatrizar, heridas abiertas por la violencia y la guerra, heridas de la injusticia y del crimen, de la falta de amor, de la falta de paz.
Es su oración quien les acerca al dolor del mundo , lo hacen desde su silencio, desde su trabajo y sacrificio ofrecido a Dios como Jesús, por nuestro mundo que necesita la caricia samaritana de una oración quizá lejana en la distancia física de un monasterio en la montaña o en el valle , pero sus ondas cercanas de oración en el silencio y el amor a Dios, ondas que llegan hasta el corazón del mundo en la tierra y al corazón del Padre Dios en el cielo . cercanos a Dios Padre al que buscan su rostro cada día, cercanos al dolor del mundo sufriente, al que quieren proteger del pecado y del mal, se ha dicho que los monasterios son como para rayos que evitan que hagan daño a la tierra y a los hombres que la habitan.
Un Dios Padre que por amor , envió a su Hijo Jesús para sanarlo, para redimirlo del pecado y librarlo del mal .La vida contemplativa a ejemplo del Hijo , se fue sembrando por la tierra imitando a ese Jesús con sus consejos evangélicos, imitando a ese Jesús que se retiraba a la soledad del monte, para orar y conversar con su Padre Dios.
Benditos monasterios que contemplan la creación y agradecen y alaban a Dios con su canto desde el coro, cada amanecer y cada anochecer uniendo sus voces como comunidad orante, como incienso de alabanza que se eleva hasta Dios para alcanzar la gracia suplicante de su misericordia, ellos cerca del mundo doliente y lejos del mundo por Dios .
Hoy, nos recuerdan que están ahí, en clausura , aunque no les veamos les sentimos por su gracia y amistad. Nos hablan de trascendencia y de eternidad , nos hablan que somos peregrinos de una misma tierra que camina hacia el encuentro con su Creador.
Hoy los que rezan por nosotros necesitan que también nosotros recemos por ellos para que sean fieles a su vocación. Feliz día pro-rantibus que une a toda la Iglesia en la suplica fraterna para hacer una sola familia, la Iglesia de Jesús.
Gracias Monjes y monjas de tantos monasterios que rezáis gratuitamente por el bien de la Iglesia y el mundo. Gracias monjes y monjas porque nos enseñáis lo esencial de la vida, a valorar lo que vale la pena tener en cuenta.
Gracias Monjes y monjas por vuestra presencia profética llena de esperanza, tan cerca del dolor del mundo y tan cerca de Dios .El bendiga vuestros afanes de santidad y vuestras pisadas silenciosas que hacen vida y ofrenda agradable a Dios por un mundo mas humano, más pacifico, más contemplativo , más de la escucha y más de Dios, menos mundano y más divino. Dios les bendiga, permitidnos ser hoy recíprocos por vuestra oración.Gracias.