Saltar al contenido

RECORDANDO EN PUYO EL 1º ANIVERSARIO DE LA PANDEMIA CORONAVIRUS 19

marzo 7, 2021

Un saludo de paz y bien para todos en este domingo en el que el Municipio del Cantón Pastaza nos ha invitado a celebrar esta eucaristía recordando el aniversario del inicio de la Pandemia que padecemos, en este lugar espacioso del malecón rio Puyo que en su día inauguramos con gran alegría dentro de la pandemia.

La Pandemia no nos ha detenido para celebrar nuestra fe y dar gracias a Dios el día de las fiestas de fundación de Puyo , como tampoco para recordar a nuestros difuntos el día 1 de noviembre en el cementerio Municipal. Quiero felicitar al Municipio por estas iniciativas que con espíritu solidario y de integración construyen lazos de unidad, porque solo desde la unidad podremos vencer los desafíos ante lo males que sufre nuestro mundo y los sueños que construimos juntos por el bien de la comunidad.Hoy venimos aquí no solo a recordar un año del camino de pandemia del coronavirus que el mundo esta sufriendo.

Sino también para pedir a Dios la fortaleza y sabiduría para superar y comprender este tiempo de dolor y de esperanza por el que ha pasado y esta pasando nuestra sociedad.Nosotros no somos ajenos a la vivencia que nuestro pueblo ha sufrido, en el camino que nuestra gente ha recorrido en esta pandemia, desde el confinamiento al que nos vimos sometidos todos con las normas de los COES nacional y cantonal de nuestros territorios hasta hoy .Igualmente no somos ajenos al dolor de los amigos, conocidos y de todas las familias que han perdido algún familiar causado por la pandemia del coronavirus. Por ellos que pasaron a la otra orilla de la eternidad vida a la que caminamos.

Pedimos a Dios por su eterno descanso y pedimos a Dios la fortaleza para superar estas etapas difíciles de la vida por la ausencia de seres queridosTampoco somos ajenos al esfuerzo de las familias y de la sociedad por superar la crisis social y económica de los pueblos para no detener el desarrollo y el trabajo que es vital para el progreso de los pueblos.Desde el inicio de la pandemia muchos lucharon juntos contra la pandemia, los médicos, las enfermeras, la policía, el ejercito, los bomberos y tantos otros , la Iglesia como institución a pesar de estar cerradas los templos pudimos dar mensajes de esperanza cada día a través de las ondas de nuestra radio y de los medios digitales en la época dura del confinamiento , en la semana santa, Cristo salió por las calles para bendecir y fortalece la fe de nuestras familias, en ese tiempo la Iglesia como los hogares fueron sometidos a prueba con el eslogan “quédate en casa” como medida preventiva obligatoria.

Pasamos por la fase roja , dura prueba en la que vimos como la gente sufrió y especialmente los niños y ancianos, con la ayuda de Dios pudimos ir superando a pesar de los contagios para estar en una segunda fase donde se dio la reapertura de templos con aforos limitados.y ponerse en marcha los comercios.

Hoy formando una sola familia, los supervivientes de la pandemia como los que murieron en la batalla con el corona virus queremos como decía no solo recordar sino saber leer en esta pandemia la lección que nos ha traído para todos aprender.

A pesar de tanto científicos del mundo que han luchado por frenar la pandemia, ellos se sintieron impotentes y aprendieron que el saber humano nunca estará por encima de las leyes universales por las que se mueve el mundo que Dios creó.

El hombre no es Dios para poderlo todo. Esta pandemia a la vez que ha hecho mucho mal, también ha hecho reflexionar a todo el mundo para ver que somos criaturas, débiles, frágiles y mortales. Este virus de la pandemia nos ha curado de soberbia y engreimiento, no somos superhéroes que tengamos el poder para dar solución de imposibles sobre la vida y el tiempo, el destino lo tiene Dios y solo lo podremos cambiar con su consentimiento.

La pandemia ha despertado en nosotros sentimientos de humildad y solidaridad, nos ha hecho ver que estábamos equivocados , nos ha enfrentado con nosotros mismos y hemos visto que necesitamos la vacuna no solo medica sino moral para saber que necesitamos unos de otros, ,la vacuna de la fraternidad y de la reconciliación. Juntos avanzamos, solos nos dispersamos.

Ha sido un tiempo también del espíritu para descubrir nuestra capacidad y nuestra creatividad, para surgir nuevos emprendimientos y mirarnos mas como hermanos e iguales, porque para la pandemia no cuentan si somos ricos o pobres ni altos o bajos, ni raza ni color ni lengua, nos iguala a todos. Quisiera que nos dejaros iluminar nuestra vida por la palabra de Dios que hoy hemos escuchado.

La pandemia no solo se detiene con las vacunas que los laboratorios están produciendo a marchas forzadas y que traerán bien para todos, pero eso no será suficiente para la curación profunda de nuestras vidas y la de nuestro mundo. Para no volver a cometer los mismos errores.

La vida humana el que mejor la conoce es el que la inventó, es decir Dios , y el que nos dio la vida para ser felices nos da consejos y normas para alcanzar una vida en armonía que requiere la felicidad.Por ello Dios en el antiguo testamento vemos que Dios dio a su pueblo los 10 mandamientos que debemos cumplir, si todos los viviéramos como nos pide Dios, no haría falta pedir milagros que solo Dios los puede hacer.

En la segunda lectura del Apóstol Pablo nos recuerda que el mundo quiere huir de la cruz de Cristo. Los judíos pedían milagros a Jesús y Jesús se resistía hacer si no había fe.Los griegos creían que solo la sabiduría humana podía dar la solución a los problemas. Y los cristianos anunciamos a Cristo crucificado, es decir la cruz que es la llave para entender y vivir la vida, la cruz es parte de la vida.

Pero ¿cómo lo interpretamos? para los judíos es piedra de choque y escándalo, para los sabios griegos es locura, pero para los cristianos es poder y sabiduría de Dios, pero lo que en Dios parece absurdo para el mundo , es sabiduría y fortaleza.

No huyamos de la cruz , la enfermedad puede ser también parte de la cruz, aprendamos a llevarla con fe y amor, y a estudiar esta cruz que a cada uno Dios nos da, porque es parte de la vida. Detrás de cada dolor humano en la cruz hay un mensaje de la sabiduría de Dios. Descubrámoslo y pidamos al espíritu de Dios que nos enseñe a descubrirlo y ponerlo en práctica.

También el evangelio de hoy vemos a un Jesús como enojado por lo mal que hacemos las cosas Jesús hace un látigo para expulsar a los que querían hacer del templo un mercado y de la religión un negocio.Aquel que quiera convertir el culto en un negocio el mismo culto le destruirá a él.Cuando le reclaman a Jesús las autoridades , porque ha expulsado a los vendedores del templo Jesús les recuerda que hay otro templo mas importante que el material que es el propio cuerpo donde debe habitar la vida de Dios y su espíritu pero ¿quién habita en nuestro corazón de este templo que Dios nos ha dado? ¿Deseos y sentimientos que no son los de Dios?, egoísmo, envidia codicia, impureza corrupción y soberbia, y cuando dejamos entrar todos estos males se va destruyendo la verdadera vida que Dios quiere para todos de paz y justicia, de verdad y de amor.Saquemos hoy todos un compromiso de este encuentro:

1.-Responsabilidad frente a la Pandemia para saber ver en ella los signos, los planes y tiempos de Dios.

2.-asumir la cruz de nuestra vida como medio que nos enseña el camino de la verdadera sabiduría que lleva a la vida.

3.- revelarnos como Jesús frente aquellos abusos que quieren hacer de la vida un mercado y de la naturaleza un negocio por la explotación y extractivismo, la deforestación y la contaminación, cuando debe ser mirar por lo mas sagrado que cuidar, nuestra vida y nuestra casa común.

Aprendamos de la Pandemia:

1.-La pandemia nos debe acercarnos más a Dios y a los demás.

2.-la Pandemia nos haga más humildes y conscientes que con la vida y la Naturaleza no se juega, se cuida y se defiende.

3.- vivir con esperanza y trabajar con pasión y coraje por un mundo nuevo a través de la conversión y la esperanza.

Sabemos que el mundo entero se ha movido por detener la pandemia pero los males, el mal no se detiene solo con vacunas sino con virtudes y buen obrar de los hombres y mujeres de nuestra sociedad.

Vivamos en armonía con Dios, con los demás, contigo mismo y con la naturaleza.